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–¿Ya tienes todo?– Preguntó una albina de cabello blanco.

–Si, sólo me falta meter el repelente contra criaturas de la noche y el come fantasmas– Dijo la de pelo corto bromeando.

–Mas te vale o no querrás que te lleven los monstruos– Esta le siguió el juego.

–Bueno... Es hora de irme, te vendré a visitar cuando pueda– Dijo tomando sus pertenecías.

–Te extrañare loca

–Y yo igual– Las dos se abrazaron con fuerza.

–Que te vaya bien en tu nueva universidad– Dicho esto la de pelo corto salio de su casa, por fin podría ir a estudiar donde siempre soñó.

Fue un corto recorrido pues para su suerte la universidad se encontraba cerca, cuando llego se dedico a buscar su habitación.

–A101 ¡No veo ninguna habitación con ese número!– Ya habían pasado algunas horas, por mas que buscara no encontraba su destino.

–Es el edificio 16– La albina miro a la persona que le hablo.

–¿Y este edificio cual es?

–15

–Me lleva... Gracias amigo– Sin mas que decir fue al edificio de al lado, por fin pudo encontrar su habitación.

Con cansancio abrió la puerta encontrándose con una rubia dormida, la mitad de ella estaba en el suelo y la otra en la cama. Solo se dedico a sonreír pues se veía graciosa en esa posición. Sin hacer ruido entro con sus cosas acomodándolas para instalarse.

–Lamparas...– Balbuceaba la rubia.

La albina la miro curiosa, se acerco lentamente y se arrodilló para verla, una risa se le escapo al ver el pequeño hilo de baba que tenía.

–Oye– Esta movió a la rubia sin obtener resultado –¿Estas viva?– Espero unos segundos pero no despertaba –Creo que tiene el sueño pesado

El milagro surgió y por fin despertó, con trabajos, pero despertó.

–Hola– Sonrió la de pelo corto.

La rubia abrió los ojos como platos al verla, no se esperaba que alguien entrara a la habitación, con rapidez se paro peinándose un poco y limpiándose la baba.

–H-Hola, supongo que tu eres mi compañero de cuarto–

–Eh... Así es, pero no soy compañero, soy compañera– Dijo parándose.

–Oh, lo siento

–No te preocupes, pasa seguido, un gusto soy Puppet

–Chica, el gusto es mio– La rubia miro a la de pelo corto, por alguna razón se le hacía familiar –Siento que te he visto en algún lado

–¿En serio? Pues parece que el mundo es muy pequeño– Dijo sentándose en la otra cama.

A la mente llego el recuerdo, ahora ya sabía de donde la conocía, un gran sonrojo apareció en el rostro de la rubia.

–¿Oye estas bien?

–Eh... Si– Dijo nerviosa –C-Compermiso, voy al baño– Rápidamente corrió al baño encerrándose.

–Esto no me puede estar pasando– Dijo recargada en la puerta –Ella no puede ser la de ayer

Ahora estaba en pánico ¿Que pasaría si la reconocía? ¿Cómo le haría para escaparse sin que se den cuenta? ¿Que haría si ella se enterara?

–Ok Chica... Calmate– Esta se miro al espejo y se lavo la cara –De seguro no se ha de acordar, no te tiene que reconocer, para eso tenias un antifaz– Un gran suspiro dejo salir –¿Porque me tienen que pasar estas cosas?

Ya mas relajada, decidió salir, la albina se encontraba acomodando sus cosas, camino hacía su cama y se asusto al ver la caja abierta mostrando su contenido.

–Oye– La de pelo corto la llamo poniéndola nerviosa.

–M-Mande

–¿Tu también eres de nuevo ingreso?– Preguntó.

–Si, llegue ayer– Con pasos pequeños se puso en frente de la caja.

–¿Te pasa algo?– Dijo extrañada.

–¿Eh? N-No

–¿Y por que escondes la caja?– Ahora si era su muerte.

–¿Caja? Yo no he visto ninguna caja jeje– Rió nerviosa –¡Ese árbol se esta cayendo!– Dijo haciendo voltear a la albina, en ese momento pateo la caja abajo de la cama –Oh, al parecer solo fue el viento que lo movía mucho

La de pelo corto alzo una ceja, había estado comportándose raro pero dejo ese detalle de lado.

–Sabes... Eres extraña– Confesó.

–Lo se– Dijo mirando al suelo apenada.

–Eso me gusta– La rubia se sonrojo por aquel comentario –Yo también soy extraña, así que nos llevaremos bien–  Sonrió mirándola logrando que ella también la mirara.

–Supongo que si– Dijo desviando la mirada.

–¿Quieres recorrer la universidad conmigo? No tengo la menor idea de como sea todo esto

–Claro, solo deja me cambio y vamos– Dijo para tomar la ropa que se pondría, de una vez también aprovechaba para conocer la universidad. Ya vestida salió con la albina a recorrer el inmenso lugar, pasaron por los talleres, por la zona deportiva, por los salones y por ultimo la biblioteca.

–Estoy cansada– Comento la rubia.

–Lo mismo digo, mis pies están que arden, es más, mi suela ya no existe– Dijo tomándose su pie y mirando su tenis.

–No seas exajerada, mejor vayamos a la habitación, ya es tarde

Como dijeron, fueron a su habitación, la albina al llegar se tiro a la cama.

–Oh hermosa cama, como te quiero– Dijo haciendo reír a la rubia.

De repente un sonido se oyó en la habitación, al parecer le estaban llamando a alguien.

–Es el tuyo o es el mío– Dijo la de pelo corto.

–Es el mío – Dijo tomando su celular para contestar.

[ ¡Chica! Amor mio, necesito que vengas lo mas rápido posible, tengo un cliente especial ]

–¿No puede esperar un poco?

[ Ningún cliente puede esperar, te espero y mas vale que llegues rápido ] Dicho esto el hombre colgó.

–¿Familia?– Dijo curiosa la albina.

–Si, me mandaron muchos saludos– Dijo un poco desanimada pero ocultándolo –Ahora que lo recuerdo, tengo que ir con el director, necesito hablar con él para... Ver algo de mi horario

–Claro, ve con cuidado– La rubia fingió tomar algo, cuando vio que estaba distraída saco la caja y salió corriendo de la habitación.













Continuará

Mi Secreto  [Puppica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora