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Vacaciones, ¿Quién no ama las vacaciones? Es el pequeño lapso de tiempo donde la gente puede salir de sus casas e ir a un lugar diferente, disfrutar de no hacer nada, cambiar de rutina, flojear un rato, jugar en la consola, convivir con la familia, hacer cosas pendientes (CofCof comoactualizarhistoriasloque nuncahacelaescritoraCofCof) entre muchas cosas más.

–¿Ya tienes todo preparado?– Preguntó la de pelo corto a su compañera tomando su equipaje.

–Sí– Contestó pujando pues no podía cerrar una maleta de tantas cosas que tenía.

–Sigo insistiendo, sólo será un mes, ¿Por qué tantas cosas?– Dijo con gracia.

–Son todas las cosas que necesito para vivir bien– Con toda su fuerza apretó la maleta intentando cerrarla, pero era inútil.

–Dejame te ayudo– Está se acercó a la rubia, se posicionó detrás de ella y le ayudó para que lograra cerrarla.

-Gracias- Agradeció con cansancio el cual desapareció al sentir tan cerca a la albina poniéndola roja como tomate.

–No hay de qué brazos de fideo– Sonrió jugando a la vez que se separaba.

En cierto modo la rubia quería hacer las cosas que hace como Chick con la más alta, pero se detenía al estar consciente de que esos momentos no era ella sino Chica. Quería besarla, abrazarla o actuar como si fuera su pareja, lo que lamentablemente no podía.

–Es hora de irnos, ¿Quieres que te ayude?– Preguntó con amabilidad.

–No gracias, mis brazos de fideo sí pueden jalar la maleta– Habló como si estuviera ofendida causando una risa en la de pelo blanco.

Las dos iban a una viaje escolar, su finalidad era que todos los estudiantes aprendieran las diferentes variedades que había de plantas entre otras cosas, iban a hacer una investigación para un proyecto. Para su mala suerte, les había tocado en camiónes separados, no podían reprochar pues si lo hacían propablemente les quitarían un punto en su calificación.

–Bueno, entonces creo que nos veremos después– Dijo con un poco de tristeza la de ojos morados, en verdad quería pasar todo el camino con ella.

–Ya verás que se pasará rápido el tiempo y volverás a ver este perfil griego tan sensual– Contestó poniendo su mano en la cabeza de la rubia despeinandola un poco.

–Ya quisieras ser así... Vete con cuidado– Pidió esta dándole un abrazo.

–Gracias por preocuparte, trataré de no molestar al conductor– Comentó jugando.

La rubia no se quería separar, estaba tan cómoda abrazando a la de pelo corto que se olvidó por un momento de su alrededor, le encantaba sentir ese calor que emanaba de ella, le agradaba su olor, le agradaba absolutamente todo. Su cabeza se hundió en el pecho de la contraría profundizando más el abrazo lleno de cariño por parte de la más baja.

–Oye, no me iré para siempre– Dijo la albina extrañada por las acciones de la otra.

–Lo siento– Respondió apenada separándose –Nos vemos después– Dicho esto se dió media vuelta y comenzó a caminar pidiendo que se la tragara la tierra por lo que acababa de hacer.

La de pelo corto sólo se quedó parada en el mismo lugar viendo como su compañera se subía al camión, se quedó analizando lo que acababa de suceder.

–Sentí como si fuera...– Se dijo así misma. Siempre al tenerla cerca sentía lo mismo que cuando estaba con Chick, su corazón latía al hablarle, en especial cuando miraba sus ojos, eran idénticos a los de su amada –Que cosas pienso– Se dió una enorme cachetada mental, siempre pensaba en tales cosas.

Sin darle más vueltas, dejo las maletas al encargado de guardarlas e igual se subió al camión tomando su lugar. Aunque ella quisiera dejar de pensar en ese abrazo no lo hacía, su mente no se lo permitía, algunas veces era un total estrés tener eso en la cabeza, ella estaba consiente de que no era correcto eso, no podía fijarse en otra persona, ya tenía a alguien en su vida y no la iba a defraudar.

La rubia por su lado se encontraba mirando a la ventana, aún se preguntaba cómo una sola persona había sido capaz de robarle el corazón de esa forma, sus relaciones pasadas no habían sido iguales a esta, no les había tomado tanta importancia como hasta ahora. Claro que todavía tenía un problema pendiente y es el echo de decirle a la albina su identidad, tras pensar y pensar aún no se le ocurría una forma adecuada de decirle, no sabía cómo iba a reaccionar. Sus pensamientos se interrumpieron al sentir la vibración de su teléfono el cual tomó viendo de quién era, lo que le desagrado por completo.

Se quedó viendo el aparato por un largo tiempo decidiendo en si contestar o no, ya no quería saber nada de su trabajo. Con el ceño fruncido apagó el teléfono y lo dejo escondido en el asiento, quería alejarse de eso por un tiempo.













Continuará

Mi Secreto  [Puppica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora