Era una buena tarde para todos los jóvenes de la universidad, cada quien hacía lo que se le pegara la gana, se podría decir que era un buen tiempo para no hacer nada y simplemente relajarte y olvidarte del estrés escolar.
La rubia como buena estudiante que era tenía su libro en mano a la vez que pasaba algunas cosas importantes a su libreta, se encontraba sentada en las gradas del gimnasio pues la de pelo corto le había pedido que se quedara a ver el entrenamiento. Claro que la rubia veía lo que hacían, hasta se emocionaba cuando alguien iba a tirar una canasta y fallaban, eso hacía que se distrajera un poco de su trabajo. Su vista se fijaba más en la albina quien parecía casi toda una profesional, su gran altura le daba una muy buena ventaja pues las demás eran de estatura promedio.
Cada vez que podía, la de pelo corto miraba a la rubia sonriendole amigablemente provocando un leve tono carmesí en las mejillas de esta.
¿Por qué pasaba esto?
Esa era una duda existencial para la de ojos morados, desde que la de pelo corto la empezó a frecuentar en su trabajo, al verla comenzaba a sentir cosas extrañas en su estomago, algo que ella definía como una molestia pues cada vez que la tenía cerca, le hablaba o cualquier cosa simple, esa molestia la invadía, claro que tenía una idea de lo que era pero no quería aceptarlo, un "No" se repetía una y otra vez, no podía fijarse en aquella albina.
Había estado así desde la ultima vez que se besaron, ahí comenzó todo, esas dudas que sabía perfectamente la respuesta pero las mandaba a un baúl con miles de candados y cadenas, que quería hundir en lo más profundo del mar con la misión de que se oxide y que el sentimiento se vaya.
Sabía que si se llegaba a enamorar todo saldría mal, muy mal a decir verdad, sería una caos total, no podía permitir eso. Había pensado en alejarse de ella pero no serviría pues la vería en el trabajo, y si le prohibía la entrada en su trabajo la vería todo el tiempo en la escuela, además de que compartían cuarto, no tenía muchas opciones para encontrar una solución.
–Es hora de irnos– Habló la albina sacándola de sus pensamientos.
–¿Ya acabaron?
–Sí, como se acercan exámenes nos quito una hora para poder estudiar– Dijo estirándose.
–Ya veo, entonces vengo con suerte jirafita– Comentó jugando.
–No me hagas responder pequeña rubia– Sonrió.
–Solo vámonos– Dijo entre risas mientras tomaba sus cosas y las metía en la mochila.
–Estate consiente que tú eres la que inicia el bullying
–Sabes que si tú me lo haces a mí llamare a esas ardillas– Amenazó colgándose su mochila para luego caminar junto con la de pelo corto.
–Mejor no digo nada, esas ardillas son más peligrosas que una chancla... O que tú– Rió al recordar a las pequeñas criaturas.
–Aún sigo pensando como es posible que existan ardillas así
–La naturaleza ya esta empezando a cambiar a los animales, una vez que ellos sean alterados ¿Sabes quien sigue?– Preguntó de forma intrigante.
–¿Los humanos?
–Exacto, esta empezando conmigo, así que te recomendaría que corras por que tengo ganas de devorarte– Sonrió de forma juguetona.
–No Puppet... No te atrevas– Esta de inmediato se alejo de la albina.
–Te doy tres segundos de ventaja
–Ya valí– De inmediato salió corriendo pues la más alta era capaz de hacer muchas cosas.
–¡No irás tan lejos!
–¡Eres grandota pero lenta!– Grito sacándole la lengua de broma.
La albina sonrió, esa acción le decía que la rubia le había retado lo que la divertía, esta se acomodo la mochila para que no se le cayera y comenzó a correr tras la rubia quien se encontraba a unos cuantos metros lejos. Así se la pasaron, corriendo sin parar, apenas la de pelo corto podía rozar sus dedos con la mochila de la más baja, podría tener poca estatura, pero no hay que juzgar pues esta corría como un leopardo.
–¿No que me alcanzarías?– Preguntó la rubia al ver como la albina se quedaba sin aire y se sostenía sobre sus dos rodillas.
–Me rindo– Dijo con la respiración agitada.
–Eso creí – Sonrió con victoria.
–Mis piernas han sido destrozadas- Esta se sentó en el piso moviéndose las piernas –¡Ya no reaccionan!- Alzó la voz.
–No exageres– Dijo soltando unas pequeñas risas.
–Ahora son dos fideos inservibles, no podre caminar por unos minutos así que... ¿Te quieres sentar conmigo a ver el atardecer?– Preguntó alzando su vista para lograr ver a la rubia.
–Solo aceptare por que nunca he visto uno– Dicho esto se sentó a su lado.
–¿Nunca has visto un atardecer?
–No
–Entonces disfruta la vista, lo que me gusta es que el cielo es completamente naranja y se ve genial– Dijo admirando el cielo.
–Es una preciosa vista, pero yo diría que son mas bonitos los amaneceres– Esta imitó la acción.
–Que coincidencia, yo nunca he visto un amanecer
–Entonces algún día salimos a ver uno
–No lo creo, apenas con trabajos me puedo levantar a las clases– Sonrió rascándose la nuca.
–No me importa que seas floja, algún día lo veras
–Lo que ordene mi capitana
–Estúpida– Dijo dándole un pequeño empujón a la albina.
–Me quieres aun así
–S-Solo ve el cielo– Dijo tratando de ocultar su sonrojo ante aquellas palabras.
–Sabes, debo confesarte algo, te pareces demasiado a Chick– Soltó de repente la de pelo corto.
–¿A quién?– Preguntó como si no supiera nada.
–A Chick– Esta miro a la rubia.
–No me acuerdo que me hayas hablado de ella– En esos momentos quería volver a correr, pero no podía dejarla otra vez ahí sola sino sospecharía.
–¿De la que estoy enamorada?... ¿No te suena?
–Claro, ya me acorde– Rió con nervios –No creo parecerme a ella
–Creeme, juraría que tienes los mismos ojos que ella– Esta se quedo analizando la cara de la rubia.
–Coicidencia tal vez– Dijo incomoda.
–Mucha a decir verdad, bueno, vamonos que huelo a perro mojado– Rió ante su comentario.
La rubia no dijo nada, una pequeña sonrisa se formo en la cara de esta, con solo recordar que la albina estaba enamorada de ella le invadía una felicidad. Reaccionó, una gran cachetada mental se dio y decidió no volver a pensar en esas cosas.
Continuará
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Mi Secreto [Puppica]
FanfictionLas personas tienen secretos ¿Tu has tenido uno? Claro que si, no hay ser humano que no tengo uno. Hay diferentes secretos, los que no son tan importantes y se los andas contando a tus amigos, los que tienen una ligera importancia y solo se lo cuen...