XIX.

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Me fui sin más de ahí, dejé a las chiquillas, y fui a dar una vuelta por ahí, donde nadie me viera, no estaba en las condiciones como para que alguien me viera llorando.

Había llegado a una parte donde habían bancas, me senté en una y comencé a analizar sobre que haría con el Joaquín, que le diría a la Pati, no lo sé, pero se que voy a terminar con el, estuve un buen rato pensando, pero no me salían las lágrimas, quería llorar, pero no podía.

-¿Hola?- puta la hueá, lo que me faltaba, quiero estar sola, y me mandan hueones, lo miré y meh, era regular, no como el Joaquín, ese hueón es un Dios griego, pero lo nuestro de fue la mierda.

-Hola- dije corta y precisa.

-¿Puedo sentarme?- pregunto.

-Si obvio- dije corriendome para el lado para que el tipo se sentara.

-Y... ¿Que haces por estos lados?-pregunto sacando un cigarro con una encendedor.

-Andaba en el carrete de mi colegio, pero me aburrí, así que me vine para acá, ¿y tú?

-Yo también andaba en ese carrete, era muy tóxico, habían hartos hueones que me caían mal, así que me vine- dije sonriendo.

-Mmh, estamos igual- dije ubicando mis manos en lo s bolsillos de mi poleron.

-¿Cigarro?- pregunto ofreciéndome uno.

-Ya dale- dije tomándolo y poniéndomelo en la boca, lo encendí y empecé a inhalar.

-¿Como te llamai?- me pregunto el mino x.

-Catalina, ¿y tú?

-Agustín, un gusto- dijo sonriendo.

-El gusto es mío.

Luego de que conversara un rato con el Agustín, le dije que me tenía que ir, así que llamé al Nacho, para juntarme con el.

-¿Nos vamos?- me pregunto el Nacho.

-Vamos.

-¡CATALINA! ¡ESPERA!- alguien estaba gritando mi nombre, era el Joaquín, yo seguí caminando, pero el Nacho me agarró el brazo, por la chucha, me quiero ir.

-Oye, te está llamando tu pololo- dijo el Nacho mirando hacía atrás.

-El ya no es mi pololo- le dije y el me miró sorprendido, le saque su mano de mi brazo y seguí mi camino.

-Oye, esperate, ¿que onda?- no era hora de hacer preguntas.

-En la casa te digo, vamonos mejor, no quiero hablar con el- le rogué.

-No, a este conchesumadre le saco la cresta- vi como el Nacho iba en dirección al Joaquín, corrí para agarrar al Nacho.

-Ignacio, no por favor- le dije.

-Cata, no quiero verte sufrir, y menos por este ahueonao- dijo.

-Cata, tenemos que hablar, necesito explicarte todo, por favor escuchame- dijo el Joaquín.

-No Joaquín, me quedo todo claro, así que preferiría que no me molestes- le dije y agarré el brazo del Nacho y nos fuimos.

-Enserio, debemos hablarlo, no quiero perderte Catalina- descarado culiao.

-¿Enserio? Entonces que mierda hacía una mina chupandote el pico, ¿si no me quieres perder? Andate a la mierda mejor, entre nosotros ya no hay nada, terminamos- le dije y ahí me dieron ganas de llorar, caminé rápido, el Nacho me alcanzó y me abrazó.

-Tranquila Catita, ya falta poco para salir del colegio, así no le vas a ver la cara de ahueonao.

-Es que hueón, lo pillé en el baño, mientras una mina estaba ahí po'- me dil caleta de rabia, pena, toda la hueá junta.

-Ya, mañana me contai todo con lujo de detalles, porque ahora hace frío, y nos vamos a congelar.

Dicho eso, nos fuimos a la casa, nos fuimos en silencio todo el rato, llegamos a la casa, y yo me fui al tiro a mi pieza, me tiré en ella, y no supe más del mundo.

(...)

-Oye, despierta- me hablaron y movieron a la vez, abrí un poco los ojos y era el Nacho.

-Que paja, dejame dormir, es domingo oh- le dije colocándome la almohada en la cabeza.

-Vino el Joaquín- conchetumare, yo le dejé las hueás claras anoche.

-No lo quiero ver, yo le deje claro todo anoche.

-Dijo que no se iría sin hablar contigo- ah el culiao, si no está na' en su casa.

-Dile que me espere en la plazilla, ahora andate, deja vestirme- le dije y el asintió, se fue y cerró la puerta.

-Ahora que mierda me pongo- dije ubicando mis manos en mi cabeza.

Me levante, fui a mi ropero, saqué un top azul, unos jeans rasgados negros y un poleron grande color vino, me hice un tomate desordenado, me coloque unas zapatillas negras converse, bajé y el Nacho estaba sentado en el sillón con su celular.

-¿Ya se fue?- pregunté y el asintió.

-Voy yo entonces- dije y salí de la casa, había un poco de viento, llegué a la plazilla y vi al Joaquín sentado en el pasto, me acerqué y el me sonrió.

-Hola- dijo corriéndose un poco para sentarme yo.

-Habla luego, no tengo toda la mañana- le dije en tono pesado.

-Ya, primero, quiero disculparme, se que no debí haber echo lo que hice, se que estuvo mal, no te voy a mentir, me comí a la mina, pero la mina me llevó al baño y ahí se aprovechó- habla como si se lo hubieran violado, hueón sínico.

-Okay, ¿algo más?- le dije desinteresada.

-¿Me darías una segunda oportunidad? -dijo tomandome una mano.

-No- le dije sacando su mano de la mía, me pare y hable- Tuviste tu oportunidad, no la aprovechaste, ahora no es culpa mía, que tu te comieras a una mina "intencionalmente" o porque la mina te obligó, eso no es culpa mía, no quiero que me vuelvas a hablar, aparte anoche te dije que nosotros terminamos.

-Enserio perdón Cata, porfa- me rogó, no lo tomé en cuenta y me fui a la casa, sentía que me había sacado un peso de encima.

Maricona culia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora