Textos calientes. // Drarry

Gotcha.

—Harry... Oh, Ha-Harry...

Draco estaba deshecho, su cabello estaba repentinamente desordenado, y apenas podía pensar.
Era un lío de jadeos y gemidos. Sus labios estaban abiertos en una perfecta 'o'.

Habían cambiado las posiciones. Ahora se encontraban en el sofá, y Draco montado sobre el regazo del moreno, quien disfrutaba de cada jadeo, cada sonido que escapaba desde lo profundo de su garganta, al igual que disfrutaba del movimiento de sus caderas sobre su despierto miembro.

—Muévete así, gatito.
—Llámame así... vuelve a llamarme así.
—Yo soy el que da las órdenes aquí. — La voz de Harry salió ronca en un susurro sobre su oído, que lo hizo temblar.
—Estuve esperando esto mucho tiempo, ugh.
—El grandioso Draco Malfoy, rogando por mí, esto es muy gratificante.
—Calla, maldito.

Y entonces las caderas de Harry se movieron con fuerza, sacando un grito de los labios del rubio, mientras sus ojos lagrimeaban por el placer.

—No vuelvas a tratarme de esa forma, gatito. Ya te dije como debías llamarme, ahora muévete.
—Sí... — Un pequeño salto, y el choque de las pieles provocó un lascivo sonido.
—¿Sí, qué?
—Sí... Papi. — Lo último salió apenas en un susurro, sentía una vergüenza terrible y era obvio.
—Más fuerte. No te escucho. — Las manos de Harry se aferraron a las caderas del rubio, penetrándolo con mayor fuerza.
—¡S-sí, oh...! ¡P-papi!

Las embestidas se hicieron más constantes, más rápidas y aún más fuertes.
Draco estaba ya casi sin fuerzas. Su cabeza se había apoyado en el hombro del moreno y sus gemidos eran casi gritos.

El primero en correrse fue Draco, quien no soportó mucho más. Las paredes que envolvían el miembro erecto del de ojos verdes se contrajeron y provocaron que finalmente él también se corriese dentro del rubio, dando un gutural sonido.

Aún cuando pasaron los minutos sus respiraciones no podían controlarse.

El rubio no se había dado cuenta de la hora que era, y no lo supo hasta que la puerta de entrada se abrió.

—¡Oh, mierda! — Una espantada Pansy se cubría el rostro, soltando las bolsas de las compras en el suelo.

No se habían movido del lugar, y el rubio solo se dio cuenta de ello cuando se levantó rápidamente y sintió como el líquido espeso blanquecino caía aún caliente por sus muslos.
Harry se acomodó rápidamente, y se puso bien los pantalones, sintiéndose terriblemente nervioso.

—Mierda. Pansy, lo siento.
—¡Al menos pudieron haberme avisado! — Aún no descubría su rostro.
—Potter, vete.
—Sí... Nos vemos. Y nuevamente, lo siento Pansy.
—Cómo sea.

Las orejas que habían estado en su cabeza estaban tiradas en el suelo, igual que el traje.
A un lado estaba la camiseta que se había quitado al ponerse el traje, y se la colocó con rapidez.
Corrió hasta donde estaba la puerta, luego de haberse puesto la camiseta y sus bóxers.

—¡Potter, espera!
—¿Dra...?

No pudo terminar ni siquiera de hablar, cuando recibió un beso de parte del rubio.
Y en un susurro, sonó la voz del rubio.

—Te... Te llamaré.

La sonrisa que se abrió paso en los labios de Harry, estremeció el corazón de Draco.

—Sí. Hazlo.