Capítulo 16

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Lágrimas crueles se deslizaban por su rostro al recordar ese dolor que había sentido años atrás cuando había tenido que dejar partir a aquella persona que había amado con todo su ser sin siquiera quererlo. Se la habían arrebatado sin darle opciones y en aquel entonces no había podido llorar abiertamente como le hubiera gustado, simplemente se había contenido por su pequeña hija que necesitaba de él. Su almohada había sido testigo de las largas noches de llanto en aquella cama que en un abrir y cerrar de ojos se había quedado vacía a su lado.

-          Lou… - escuchó la voz ronca preocupada llamándole.

Negó con la cabeza con una débil sonrisa al notar que su acompañante lloraba al igual que él y es que aquella no había sido su intención, no quería hacerlo llorar, simplemente quería que supiera toda su vida para poder recomenzar.

Las palabras que Eleanor le había dicho meses antes de morir en esa fría habitación del hospital habían resonado en su mente durante años y es que él pensaba que jamás volvería a sentir amor, al menos no como el que había sentido por ella, pero en ese instante, mirando aquellos hermosos ojos verdes, brillantes por las lágrimas que amenazaban con seguir saliendo sin piedad, se daba cuenta de que había estado equivocado, que Eleanor al final de cuentas había tenido razón como siempre a pesar de estar a punto de partir.

-          No llores – suplicó llevando las manos al rostro del menor para limpiar sus lágrimas.

-          Es… es sólo que – hablaba con dificultad – no me puedo imaginar lo difícil que ha sido…

-          Ahora estás tú – aseguró.

El rizado sonrió débilmente y asintió con lentitud.

-          No me iré, Lou.

Aquellas palabras sonaron a una promesa que logró que su alma se llenara de alivio. Era como si aquello hubiera sido lo que había estado esperando desde hacía tiempo para sentirse tranquilo.

-          Yo… - se trabó un poco al hablar mientras movía las manos – creo que eres la persona indicada.

Escuchó aquella risa alegre y simplemente le regaló una sonrisa sincera.

-          No tienes idea de lo feliz que me hace saberlo – aseguró el rizado, pegándolo más a su cuerpo en el abrazo.

Pasos hacia ti. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora