La semana había sido demasiado agotadora para su gusto y en verdad sentía que el estrés se acumulaba en sus hombros y en todo su cuerpo.
Al abrir los ojos soltó un largo suspiro, no podía ni siquiera procesar el hecho de que siendo sábado por la mañana tuviera que presentarse en la oficina para revisar los informes de los avances en lugar de pasar un relajante fin de semana con su hija ya que tenía demasiado tiempo sin hacerlo.
Frotó su sien con cansancio y se puso de pie con demasiado pesar. Al mirar la hora se dio cuenta de que eran apenas las seis de la mañana.
Tomó una ducha completamente rápida y bajó los escalones para después dirigirse a la cocina para preparar el desayuno del día.
Todo era demasiado automático cuando pisaba esa zona de la casa, es decir, no era un gran chef y eso era algo que no e podía negar ya que hasta Harry se había burlado de él por sus escasas habilidades para cocinar.
- ¡Maldición! – susurró para si mismo cuando se descubrió sonriendo con sólo pensar en aquel chico de ojos verdes.
Hizo un intento inútil de borrar su sonrisa y soltó un suspiro resignado. Al parecer tendría que acostumbrarse a esas cosas.
- Papá – escuchó la voz cansada de su hija a sus espaldas.
Volteó para encontrar a Alexandra vestida con su pijama mientras tallaba uno de sus ojos con la mano para hacer a un lado el sueño que aún la invadía.
- En unos momentos estará listo el desayuno – aseguró mientras tomaba un par de platos.
- No es eso… - soltó nerviosa – es sólo… me preguntaba si podíamos ir más temprano a “equitación Cox” – él la miró confundido – es decir, el señor Harry me dijo que me daría clases de equitación gratuitas y… papá, en verdad quiero esto.
Harry… ese nombre se iba adentrando poco a poco en su vida.
- ¿A qué hora pensabas presentarte? – preguntó intentando parecer desinteresado en aquello mientras ponía los huevos fritos y tostadas en cada plato.
- Bueno… yo pensé que después del desayuno sería una buena hora.
Louis dejó los platos en la mesa para mirar a su hija con un completo pesar.
- Tengo que ir a la oficina.
Toda chispa de ilusión que había nacido en los ojos de la chica, desapareció.
- Oh… - soltó con decepción – en realidad… no es nada importante – movió las manos nerviosa y se sentó en una silla del comedor para empezar con su típico desayuno.
Louis sintió la culpa invadiendo cada rincón de su corazón. Sabía que eso era algo que su hija había querido desde bastante tiempo atrás y él simplemente le había negado.
Se sentó frente a ella y empezó a juguetear con su comida, cosa que no era apropiada a su edad y por supuesto, menos después de varios regaños hacia su hija por esa acción.
ESTÁS LEYENDO
Pasos hacia ti. [Larry Stylinson]
Roman d'amour"No puedes llegar a mi vida y simplemente pretender que me conoces... no sabes nada de mi"