Amar de Lejos

Pensamiento Inoportuno

N. de. A.: Estoy feliz. Este ha sido un día muy importante para mí, mis proyectos por fin están resultando y el esfuerzo rinde frutos :') Por eso vengo a compartirles un poco de mi alegría con este capítulo.

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Amar de Lejos

Capítulo 2

Pensamiento Inoportuno

Acordaron reunirse afuera de Las Tres Escobas a las diez de la noche. El profesor Snape, con cinco minutos de anticipación, iba llegando al pueblo. Hacía tanto frío que los guantes eran prácticamente inútiles, así que se calentaba las manos con su propio aliento. El aire helado incluso traspasaba el grueso abrigo que llevaba puesto encima de la ropa.

Luego de caminar un corto tramo, distinguió el bar, desde el que provenían voces y música. No pudo dejar de sentir cierta satisfacción al verla a ella esperándolo en la puerta. Debía estar muerta de frío, y aun así, se tomó la molestia de quedarse allí. La mujer tiritaba y se abrazaba el cuerpo, pero sonrió en cuanto notó que él había llegado.

-Me estoy congelando- dijo Hermione, su mandíbula castañeteaba. Él, sin embargo, se hizo el indiferente; no era digno de un hombre demostrar debilidad ante el frío-. Hagrid nos está guardando un puesto adentro.

-¿Hagrid?- preguntó Snape, sorprendido.

-Sí, me había dicho que no podría venir, pero se desocupó temprano, así que...- La bruja se encogió de hombros, y él arrugó el ceño. Realmente había eperado que estuvieran sólo los dos-. No te molesta, ¿verdad?

-Para nada- respondió rápidamente-. Pero te aseguro que no se mantendrá sobrio por mucho tiempo. - Hermione emitió una risa breve.

-¿Entremos?- El hombre hizo un gesto con la mano para que ella pasara primero.

Al ingresar, no les costó trabajo divisar a Hagrid entre la muchedumbre, en una mesa del fondo. El semi gigante ocupaba una silla especialmente adecuada para su corpulento cuerpo, mientras que Hermione y Snape se sentaron frente a él, uno al lado del otro. Pidieron sus tragos y enseguida Madam Rosmerta llegó con ellos: una cuba de hidromiel para Hagrid, cerveza de mantequilla para Hermione, y whisky de fuego para Snape.

-¡Salud!- pronunció Hagrid, elevando su gran vaso y haciéndolo chocar con el de Hermione. Snape se limitó a levantar unos pocos centímetros el suyo.

No guardaba grandes expectativas para esa noche, pero de seguro en ellas no se encontraba tener que compartirla con Hagrid.

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El humo de pipa se alzaba en el ambiente, al igual que las múltiples conversaciones, las risas y la música envasada. Hagrid y Hermione no paraban de hablar, como si el profesor Snape fuera un adorno, aunque intentaban incluirlo, pero él respondía con desanimados monosílabos. Se negaba a admitir que la presencia del guardabosque (contra el que, en realidad, no tenía nada) le fastidiaba en exceso.

Aproximadamente una hora después, Hagrid ya estaba borracho y desvariaba. Snape esperaba una reacción negativa por parte de la mujer, sin embargo, ésta sólo se reía de sus incoherencias. Él pidió otro whisky, para así poder soportar aquella ridícula situación. ¿O ella preferiría que también se embriagara y se "pusiera a tono"? Ni muerto.

-¿Y cómo es que sigues soltera, Hermione?- hipó Hagrid. El corazón de Snape se aceleró, y molesto por ello, le dio un gran trago a su bebida.

-No me preocupa- manifestó ella-. Tengo otras prioridades.