N. de A.: Este es mi regalo de Navidad para ustedes. Espero que lo disfruten ;)
Amar de Lejos
Capítulo 8
Complemento y contraparte
Él sonrió como un tonto. Sus sentimientos protestaban en el fondo de su ser por la exposición a la que los estaba sometiendo, pero él sólo le hacía caso a la alegría que se reflejaba en su expresión. La alegría y la profunda satisfacción de oír su propio nombre saliendo de la boca de ella.
"Severus"... La mujer no necesitó decir nada más para que él la tomara de la mano y, de un tirón, la introdujera a su despacho. La abrazó mientras volvía a besarla, cerró la puerta con el pie y hundió los dedos en su cabellera castaña. Luchó arduamente para que las ansias no lo traicionaran, cogía aire entre cada beso, esforzándose por llevar las cosas con calma, pese a que la sangre que corría por sus venas le exigía todo lo contrario... y Hermione también. Sintió cómo ella le mordía incesantemente el labio inferior, como si quisiera devorarlo, pero él sonreía y apaciguaba su fervor con lentas caricias en su cuello. Le daba mudas indicaciones de que quería ir más despacio. No iba a desperdiciar ese preciado momento.
Avanzaron hasta tropezar con una librera, rieron y continuaron buscando a tientas la puerta del dormitorio, sin cortar el beso en ningún instante. Se tambalearon, esta vez con una silla, que cayó al piso. El profesor pensó que si no daban pronto con su habitación, acabarían sobre el escritorio o en el suelo. Sin embargo, antes de perder por completo el juicio, encontró, a ciegas, el pomo de la puerta, la cual abrió torpemente y arrastró a Hermione con él. Trastabillaron un poco, pero mantenían el equilibrio sujetándose el uno al otro.
Ella movía sus manos por su pecho y hombros, gimió suavemente cuando él viajó con besos hasta su lóbulo, recorriendo cada tramo de piel, lamiendo su mandíbula y su cuello, descubriendo, por encima de la ropa, las curvas de su cuerpo. Snape exhaló cuando las manos de Granger tiraron unos mechones de su pelo. Su miembro rígido se apretaba a la cadera de ella, que se movía de forma sutil para estimularlo. Era una tortura, le dolía y agradaba, deseaba arrancarle la túnica de una vez y, también, desvestirla prenda por prenda, sin prisas.
Tomó su rostro con ambas manos y la miró a los ojos, respiraban agitadamente. Hermione tenía las mejillas coloradas, y Severus supuso que él se encontraba en las mismas condiciones, puesto que el calor lo sofocaba. Lo que más quería hacer era tumbarla en la cama y saborearla hasta el cansancio. Optó, sin embargo, por tomar el otro camino.
Descendió en un roce de sus dedos por todo el largo de los brazos de ella, subió de nuevo, delineando su contorno. Hermione permanecía con los ojos cerrados y la boca entreabierta. Él dejó un beso en la suave piel de su mejilla, de su nariz, de su frente. Se agarró de las deliciosas caderas femeninas, presionando todavía más su erección. Con lentitud tortuosa, regresó a sus labios, probó de ellos una vez, dos veces. Se hallaba tan inmerso en su tarea que lo sorprendió percatarse de que ella había comenzado a desabotonar su levita. Sonrió contra su boca.
De haber sabido que ese era su premio por sobrevivir, no habría estado tan deprimido después de la guerra. Estar vivo nunca había cobrado tanto sentido. Y lo mejor de todo era que ya no se sentía culpable.
-Me encantaste- dejó escapar el hombre, mientras ella deshacía el último botón. Lo miró con la sorpresa iluminando su gesto-. No sé qué es lo que me hiciste, Granger.- Prevalecía el trato un tanto sarcástico, pero les resultaba familiar, íntimo.
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Amar de Lejos
FanfictionDiez años después de la guerra, Hermione toma un empleo de profesora en Hogwarts. Ella y su antiguo maestro de Pociones crean un lazo inesperado, pero una simple mirada cambia la incipiente amistad que hay entre ellos. Snape, creyéndose no correspon...