HERIDAS

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-Te puedo preguntar como te hiciste eso?

-No te importa

-En realidad si

-¿Siempre eres así de cotilla? – dije algo cansada

-Sip- dijo estampando la "p". Bufé molesta – dime ¿cuántos años tienes?

-Diecisiete- contesté cortante

-Yo tengo dieciocho, aunque los cumplí hace poco así que somos de la misma edad- dijo en una sonrisa

-Ah- conteste

-¿Y tus aficiones?

-¿Que más te da eso a ti?

-Me interesa

-¿Porqué?

-Porque me pareces una chica interesante y quiero saber más de ti- me coloreé un poco, nunca nadie quería saber nada de mí, era la rarita, la nerd, la empollona, la todo lo malo que puede ser una persona (en el aspecto social claro)

-Créeme no quieres conocerme, te rebajarías demasiado si quisieras hacer eso- el camino a casa se me estaba haciendo de lo más eterno

-¿Porqué piensas así?- dijo en tono triste

-Es la verdad- contesté en tono neutro

-Bueno a mi me da igual sigo queriendo saber más de ti – dijo con una risa encantadora. Lo miré sin creerme sus palabras – va en serio – dijo riendo.

Al fin llegamos a mi casa

-Bonita casa- dijo observándola

-Gracias- dije secamente

-Espero que te recuperes pronto de tus heridas,

-Gracias- dije otra vez

-Mañana vendré a ver como estas- dijo sonriendo inocentemente. Me alteré ¿cómo? ¿qué había dicho?

-¿Qué? No- dije sorprendida

-¿Porque? – dijo poniendo cara de perrito

-Porque no te conozco de nada y tu a mi tampoco

-Por eso mismo quiero conocerte y asegurarme de que estas bien

-Oye de verdad déjalo, si esto es un tipo de broma no tiene gracia – dije algo molesta

-¿Broma? ¿Por qué tendría que hacerte una broma?

-Porque no es normal esto, no te das cuenta tu en realidad no quieres tener a alguien como yo en tu circulo, te lo aseguro. Y ahora si no te importa voy a entrar y tu te vas a ir y no vas a volver- el chico se quedo de piedra delante de mi respuesta. Entre en casa y cerré la puerta dejándolo fuera

-Mañana nos vemos bonita- dijo él gritando, miré por la ventana y vi como me guiñaba un ojo, me coloreé ligeramente y él se fue tranquilamente. Cerré las cortinas, por suerte nadie de los que trabajaba en la casa había oído nada.

Me olvidé del tema y subí a mi habitación, cerré con pestillo la puerta y abrí mi armario donde en el fondo del mismo guardaba un botiquín de primeros auxilios el cual ya era normal sacarlo de mi escondite día sí y día también, una vez lo cogí entré en mi baño, me desnudé y pude ver los moratones los cuales ya habían salido aunque tenia toda la pinta de que iban a ir a peor, me di una buena ducha y una vez seca, cogí un poco de alcohol y desinfecté las heridas de la cara, la del labio en especial que tenia muy mal aspecto. Una vez todo desinfectado me puse ropa cómoda para ir por casa, toda de manga larga, obviamente.

Me estiré en la cama, estaba cansada de toda mi situación no lo aguantaba, cada día era igual, había alguno en el que se metían conmigo pero no me daban ninguna paliza, pero tres a la semana caían seguro y ahora que había pasado todo con Javier estaba más que perdida, tenia verdadero miedo, mañana seguramente no iría a la escuela, necesitaba cicatrizar todas las heridas que tenia en mi cuerpo, necesitaba descansar, necesitaba dormir y eso hice.

Me levanté de la cama para hacer la tarea de mañana que aunque no iba a ir quería dejarla echa para así mañana tener el día tranquilo y solo para mí. El problema ahora era el de cómo convencer a mi madre de no ir, mi padre no estaba los negocios hacían que no pudiese estar mucho en casa, tampoco me importaba mucho, la verdad, ya que cuando estaba para él era como si no estuviera. Con mi madre la relación no era mucho mejor, ella trabajaba todo el día no tenía tiempo para mi, aunque tampoco necesitaba de su tiempo. Era hija única, así que la única con la que podía hablar de mis cosas era Sara, la cocinera, con ella me llevaba muy bien aunque por supuesto no sabía nada de lo que me hacían en el instituto, nadie lo sabía, solamente yo.

Alguien llamó a mi puerta haciendo que mirase hacia la puerta

-Quien es?- pregunté

-Querida no has comido nada, deberías comer ¿quieres algo?- dijo desde detrás de la puerta

-No tengo hambre Sara, pero gracias

-Si quieres no hace falta que bajes te lo llevo a la habitación

-Bueno vale- aunque no me entraba nada ahora mismo debía comer

-Ahora vengo – dijo ella, seguí con mi tarea hasta que volví a escuchar la puerta, me levanté para abrir. Ella entró en mi habitación y su rostro se volvió triste al verme

-¿Qué te ha ocurrido en la mejilla?- preguntó ella

-No es nada tranquila- sonreí para tranquilizarla – me han dado un balonazo hoy en el recreo – ella me miró incrédula

-Si necesitas algo me avisas- dijo y se fue de mi habitación dejándome sola. Cerré la puerta de nuevo con pestillo y me senté en la cama donde comí mis macarrones mientras veía "Vikings", una gran serie que la verdad me hacia sentir débil, especialmente al ver como Lagertha, una de las protagonistas, se estaba protegiendo hábilmente con una vara de hierro ardiendo de dos asquerosos que querían violarla, ojalá fuera igual de valiente que ella.

Cuando terminé mi plato bajé a la cocina a dejarlo y rápidamente volví a subir, de nuevo me quedé dormida, solo me desperté para bajar a cenar donde me enteré de que mi madre mañana empezaba muy temprano el trabajo y eso era genial ya que así podría no ir, por cierto ella ni se enteró del golpe en mi mejilla. Cuando terminé fui a la cocina y le dije a Sara que mañana no iría al colegio que llevaba todo el día con dolores menstruales ella asintió y yo le pedí por favor que no le dijese nada a mi madre, ella asintió y me fui a dormir. No dormí, tenia insomnio, en realidad pesadillas que me atormentaban muchas de mis noches en las que como no siempre era golpeada por los mismos de siempre, como si no tuviese suficiente en vivirlo también me acompañaban en mis horas de descanso. Me levanté llorando y atragantada con mis propia lágrimas, estaba muy harta de mi entorno, la mayoría eran malos conmigo cuando yo no les había echo nada y como si no tuviera ya suficientes heridas en mí, cogí lo primero que vi medio afilado y rasgué la piel de mis brazos pero sin llegar a cortar, estaba en una especie de trance que hacia que no pudiese parar de hacerme más daño, era un daño tan superficial que ya ni lo notaba, hasta que me hice sangre, fue entonces cuando vi lo que me había hecho, solté el lápiz con el que me había echo tanto daño y corrí al baño a mojarme el brazo para limpiar la herida y puse una pequeña venda en el corte que yo misma me había echo. Me mojé la cara para intentar relajarme y serenarme

Soy estúpida

Tú puedes aguantar mucho más

Solo es un año

Puedo aguantar lo que queda de curso

Después todo se acabará

Solo un curso más

Tu puedes

No te rindas ahora que queda tan poco

Ya casi lo tienes

Me estiré en la cama y caí dormida, para mi suerte no tuve más pesadillas.

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Holaa chiquitos^^

Espero que les haya gustado mucho el capítulo :)

Ya sabéis que comentar y votar ayuda muchísimo

Un beso muy grande chiquitos^^

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