Me levanté con ganas de quedarme en la cama, de no salir nunca de ella, de simplemente dormir todo el día como había hecho el día anterior. Miré mi móvil y tenía un whatsapp, se me hico de lo más extraño yo no recibía mensajes, lo abrí y era Connor, no tenía ni idea de cómo había conseguido mi número pero lo tenía, en el mensaje ponía "Buenos días preciosa. Soy Connor". No le respondí a lo mejor se había equivocado y el mensaje era para otro chica.
Me levante e hice mi rutina matutina, pues no podía saltarme un día más, y aun menos estando en bachillerato. Salí de casa con tiempo para poder ir tranquilamente hacia el instituto mientras escuchaba música tranquila, pero toda tranquilidad se esfumo en el momento en que cuando aun me faltaban algunas calles para llegar al instituto me encontré con Connor, cambié de calle, no quería encontrarme con él pero fue en vano pues me vio.
-¡Katty!- dijo Connor sonriente mientras venia hacia mí, bufé.
-Hola
-Has visto mi mensaje- dijo sonriente, no se había equivocado. Asentí a su pregunta - Veo que tienes mejor el labio, ahora los tienes aún más bonitos- dijo en una sonrisa encantadora, me ruboricé
-Gracias, supongo- él sonrió
-Te acompaño hasta tu instituto
-No gracias
-No era una pregunta- dijo en una sonrisa
-De verdad no hace falta- dije algo seria
-Bueno como quieras pero vendré a verte cuando acabes las clases
-Ni te molestes
-Vendré igualmente y lo sabes- dijo sonriendo. Bufé, el sonrió –Nos vemos preciosa- dicho esto dejó un suave beso en mi mejilla haciendo que mi piel se erizara. Él sonrió y se fue.
Seguí mí camino hacia el instituto pensando en la reacción que me había causado su beso, todos esos pensamientos se esfumaron cuando entré en el instituto y me encontré con mi taquilla llena de garabatos hechos con pintura roja, con mensajes de odio como "zorra" "puta" "anoréxica" y , muchos otros adjetivos insultantes que ni me molesté en leer. Miré triste mi taquilla, la abrí y cogí mis libros aún con la imagen de la taquilla en mi cabeza fui hacia clase con la cabeza baja. Cuando estaba delante de la puerta de mi clase, esta estaba cerrada, la abrí para poder entrar y algo cayó con fuerza sobre mi cabeza, al instante caí al suelo inconsciente. Me desperté en la enfermería, estirada en la camilla. Estaba llena de pintura roja, la misma que habían utilizado en mi taquilla.
-¿Cómo te encuentras? – preguntó el enfermero amablemente
-Me duele la cabeza- toque la parte afectada y enseguida la quite por el daño
-Hemos tenido que coser, solo son tres puntos- lo miré con los ojos llorosos – ten tomate uno- me dio una pastilla- son para que no te duela tanto el corte- me acerco un vaso con agua para poder tragar con más facilidad. Me la tomé sin problemas una está acostumbrada a tomar pastillas contra el dolor.
-Gracias- le sonreí triste
-Se que no me incumbe pero ¿puedo saber porqué tus compañeros te han hecho esto?
-Se han enterado de que me gustaba un chico que tiene novia
-y... - se quedó esperando a que yo continuara
-No ya está, no he hecho nada con ese chico- el enfermero se quedo con cara de no entender nada – lo sé yo tampoco lo entiendo
-¿No es la primera vez que te acosan así verdad?- dijo serio, negué con la cabeza tenía la mirada clavada al suelo -¿Cómo te hicieron eso del labio?-
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Ayuda
Teen Fiction-Por favor...- dije llorando, no soportaba ya los golpes -CALLATE ANORÉXICA DE MIERDA- dijo dándome una patada en las costillas. -Para...- dije sin fuerzas ya no aguanto más todos los golpes, son demasiado fuertes. . . . -Mi...