Me levanté perezosamente al oír el despertador, eran las siete de la mañana así que tenía tiempo para darme una ducha tranquila, una vez dentro estuve pensando en Kitty hacía dos días que no sabía nada de ella así que cuando salí le envié un mensaje de buenos días, tenía muchas ganas de verla. Al ver que no respondía acabé de vestirme y bajé a la cocina donde estaba mi madre con una carta en sus manos.
-Buenos días mamá- dije sonriendo y dándole un beso en la mejilla. Mientras cogía un bol para servirme los cereales, mi madre se levantó y se puso a mi lado.
-Cariño te ha llegado una carta de Kitty – dijo entregándomela
-¿Una carta?- dije confuso. Ella me la entrego, puse mis cereales en la mesa junto con el bol y la leche. Me senté en la mesa y abrí l carta. Empecé a leerla y me atragante con los cereales. Me paralicé.
-¿Estás bien?- pregunto mi madre preocupada al ver que estaba empezando a llorar –¿que ha pasado?- dijo y se sentó a mi lado. Estaba mudo, no podía dejar de llorar, le di la carta a mi madre para que la leyera. Estaba temblando y atragantándome con mis propias lágrimas, mi madre me abracó.
-Ya esta cariño ya está- dijo llorando también, me abracé fuerte a ella, llorando en su hombro, ella me acariciaba el pelo para relajarme pero simplemente era imposible no podía relajarme, se había suicidado. Qué se supone que debo hacer ahora, la quería y mucho y ahora ya no está.
Subí corriendo a mi habitación y de camino me encontré a mi padre medio dormido saliendo de su habitación lo ignoré y me encerré en mi cuarto. No quería hablar con nadie. Solo quería dormir, despertarme y que todo esto solo fuera una pesadilla, no quería que fuese real, quería que volviera.
Lloré toda la mañana tenía los ojos hinchados, rojos e irritados. Quería matar a Bruno, no me creía que hubiera podido pasar esto, era su culpa, todo era su culpa. Me entró la rabia, quería reventarlo. Salí de mi cuarto dispuesto a encontrarlo y darle una buena lección. Salí de casa corriendo mientras mi madre gritaba mi nombre para que volviera, no la escuche y seguí corriendo.
Llegué al instituto donde estudiaba Kitty y donde estudia Bruno. Espere paciente a que salieran. Lo vi salir con su grupito de amigos, él reía.
-¡Bruno!- grite lleno de rabia. Él me miró.
-Hola tio, ¿Qué haces aquí?- dijo algo sorprendido y algo confuso por la expresión en mi rostro.
-¡De que vas imbécil!- le dije chillando y con los puños apretados
-¿Qué pasa? – dijo aun más confundido. Con toda mi rabia le di un puñetazo en toda la cara tirándolo al suelo. Parte del instituto se quedó mirando al oír los gritos, pero nadie se acercó.
-¿Cómo te atreviste a violar a Kitty?, se ha suicidado por tu puta culpa subnormal – chillé cabreado. Bruno se levantó con miedo
-¿Qué mierda estás diciendo imbécil?- dijo acariciándose la mejilla
-Violaste a Kitty y ahora se ha suicidado, eres un puto asesino – dije dándole otro puñetazo, le di, pero esta vez yo también recibí, me devolvió el golpe echándome para atrás
-¡Yo no he violado a nadie! – dijo gritando
-¡Y una mierda! – dije yo – dejo una carta explicando todo lo que le has hecho estos últimos dos años gilipollas- le di un puñetazo más dejándolo tirado en el suelo – ¡ahí te pudras, con todo lo que has hecho no te puedes considerar ni persona capullo, eres un puto animal! – lo miré con desprecio y me fui a casa.
Cuando llegué mis padres estaban en la cocina hablando.
-¿Dónde has ido?- dijo mi padre preocupado - y que te ha pasado en la cara- dijo aún más preocupado, su mirada se deslizo hasta mis manos donde tenía los nudillos rojos. - ¿Qué has hecho?- dijo cogiendo mi mano. Yo se la aparte
-Tenía que hacerlo- dije mirándolo directamente a los ojos
-Cariño,- dijo mi madre, la miré aun con rabia por todo lo de Bruno - he hablado con los padres de Kitty. Mañana es el entierro-mi rostro cambió su expresión al oír salir esas palabras de la boca de mi madre. Me derrumbé de nuevo, mis ojos se llenaron de lágrimas y los abracé lo más fuerte que pude. Me subí a mi habitación y me estiré en la cama, me dormí. Cuando me desperté mire el WhattsApp y releí los mensajes, lloré de nuevo hasta volver a dormirme.
Me desperté la mañana siguiente y bajé al comedor para intentar distraerme con la televisión, imposible. El entierro era a las diez y ya eran las ocho y media.
-Cariño tienes que comer algo- dijo mi padre poniendo una de sus manos en mi hombro
-No tengo hambre- dije y volví arriba para ducharme. Una vez acabé la ducha me vestí con uno de mis trajes más elegantes.
Salimos los tres de casa y nos dirigimos al tanatorio. Cuando llegamos entré con miedo, suplicando al universo que ella se despertara de golpe, el golpe fue cuando la vi allí estirada vestida con un bonito vestido blanco del cual a través se podían ver las vendas en sus brazos y piernas. Llore por millonésima vez al verla allí, era todo demasiado real y yo no me lo quería creer. Junté nuestras cabezas como cuando estábamos solos y le di un pequeño beso en la frente
-Siempre te querré y recordaré. – dije aún con nuestras frentes unidas y cogiendo su gélida mano para despedirme. Vi como una de mis lágrimas caía encima de su mejilla, y con mi pulgar, haciendo una suave caricia encima, se la retiré. Me alejé de ella y pude ver a lo lejos a su padre, le lancé una mirada de rabia y desprecio, y él me la devolvió con otra de despreció pero con una pequeña sonrisa de lado que le acompañaba. Aparté la mirada, era un completo imbécil que no se merecía nada en la vida y menos a una preciosa hija como era Kitty.
Llegó el momento de ir al cementerio, donde pude ver como su ataúd bajaba lentamente hasta llegar al suelo. Rompí a llorar de nuevo. Una vez el cura acabo de hablar, me acerqué a ella y lancé una bonita rosa blanca, sabía que eran sus favoritas y así, de cierta forma, me sentía aun conectado a ella.
-Te quiero- fue lo último que dije antes de irme.
15 años después
-Hola de nuevo preciosa – dije sentado en enfrente de su epitafio.- te sigo echando mucho de menos. – me quedé en silencio y leí su nombre gravado en la piedra, una lágrima corrió rápidamente por mi mejilla.- quiero que sepas que estoy muy feliz, hace un mes tuve a mi primera hija, y adivina cómo se llama- dije riendo y sacándome otra lágrima- se llama Kitty. Es preciosa, me recuerda a ti, su cabello es castaño y liso como el tuyo. Quiero que sepas que te llevo conmigo siempre, como me pediste y sé que da igual donde estés ahora, sé que tú me llevas contigo – me quedé llorando en silencio. Pasado un tiempo me levanté sin quitar mi mirada de su epitafio y dejé cuidadosamente una bonita rosa blanca encima – Siempre te querré.
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Holaa chiquitos^^
Muchísimas gracias por acompañarme con esta historia. Me hubiera gustado ser mucho más constante pero finalmente después de un año he terminado la historia. Aún no me lo creo. Muchísimas gracias por estar siempre aquí chiquitos. :)
Espero veros en mis próximas historias. Un besito muy grande. Gracias de verdad. <3
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Ayuda
Teen Fiction-Por favor...- dije llorando, no soportaba ya los golpes -CALLATE ANORÉXICA DE MIERDA- dijo dándome una patada en las costillas. -Para...- dije sin fuerzas ya no aguanto más todos los golpes, son demasiado fuertes. . . . -Mi...