Tu sonrisa.

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cap 3

No estoy segura de cuando se torció todo. Aún así trato con todas mis fuerzas de seguir con la mirada en alto. Apesar de esta vida miserable trato de ser amable con las mucamas, cocineras, jardineros y hasta con los estúpidos guardespaldas.

Se que decirlo ayudará. Aun que no se de que manera pero se que lo hará. Mi cuerpo duele con algún movimiento fuerte. Mi pecho esta lleno de marcas al igual que una de mis piernas tiene un gran hematoma. Miro en la mesita de noche, aquellas pastillas para ayudarme a desaparecer los golpes más de prisa. Suspiro escuchando  la ducha de nuestro baño.

Él saldrá mojado y fresco. No se atreverá a decirme nada y sólo besara mi frente y se marchará.nunca lo miro a los ojos después,  miro por la ventana la entrada del sol y quisiera volver a sentir aquello que provocaba en mi piel hace un tiempo el sol, la felicidad de sentir el calor dispararse y expandirse por mi cuerpo.

Siento sus labios en mi piel. Y miro en aquellos ojos que no se atreven a mirarme. ¿Culpa tal vez? No lo se... Pero su actitud siempre es esta después de cada batalla. Me giro en cuanto escucho la puerta cerrarse y trató de no llorar de nuevo.

Tal vez ahora que les cuente sobre él ya tendrán una impresión horrible pero... Aun recuerdo nuestro primer año de matrimonio. Yo estaba en las nubes y el construyo un castillo para mi, yo era su princesa... no, no lo era... era su Reina a la que él se desvivía por complacer en llenar de besos, caricias y palabras tiernas.  

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Recuerdo haber despertado aquel día de la cita con mil inquietudes en mi. Con la sensacion de incomodidad. Bajé a la cocina a comer un poco de cereal. Las cocineras siempre me reprendian al verme atenderme a mi misma y comer en silencio en la isla de la cosina. Le sonreí a una de ellas y recuerdo haberla visto mirame con ternura.

Sentí una pesadez en mi. Tal vez ya lo sabían y podía ver en sus ojos un adiós. Me sirvió un poco de jugo y se sentó a mi lado, habló conmigo de lo maravillosa que yo era, de lo que merecía y de que peleará por ser feliz.  Ahora me da un poco de gracia haberla escuchado y pensar que ella veía mucho mas en mi de lo que yo era capaz. Aunque de algo estaba segura... yo merecía ser verdaderamente feliz.

Busque en mi armario un atuendo hermoso  para usar y terminé usando un hermoso vestido estraples color verde agua y sobre mis hombros, para mantener mi imagen recatada un bonito saco blanco, trence mi cabello y use unos bonitos flats con hoyuelos. Me maquille un poco y bajé a reunirme con mi madre.

Cuando llegamos al restaurante nos llevaron a una terraza privada donde el señor Uchiha ya se encontraba con su bella esposa. Conversamos un poco y él se disculpó más de una vez por la tardanza de su nieto. Pero él ahora era vicepresidente en la empresa y habían surgido algunos asuntos de emergencia.

Recuerdo la risa de mi madre y su insistencia en hacerme ver perfecta.

—Claro... Mi niña tomó clases de balet hasta que tuvo 15. Hermosa postura y gracia en su movimientos causó eso-

—Valla... sí que es muy inquieta- murmuró aquella mujer con un poco de desdén.

—Claro que lo es... también tomó clases de piano...-

—Así como clases de etiqueta- dije reponiendo mi postura haciendo ver lo que yo poseía y ella no.

El señor uchiha miró su reloj de muñeca y la rubia a su lado se sento más recta y bajo las manos a sus piernas. Suspire tratando de llenar mi mente de calma. Pero en estos momento  estaba ya demasiado nerviosa.

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