CIELO NEGRO

Riña

CIELO NEGRO

No logran recordar la fiesta, al menos ninguno de los dos lo hace. Todo sus recuerdos se centran en aquel pasillo que lleva a los sanitarios. Aquel donde una mirada furibunda y llena de ira se cruzó con una llena de miedo he incertidumbre.

Ella conoce las reglas y aunque no fue su intención, jamás lo sería sabiendo de lo que su esposo es capaz. Una regla hecha de oro y bañanda en su sangre, se rompió como la copa en la mano de su esposo cuándo fue susurrando en uno de sus oidos "su esposa esta en el pasillo con un hombre".

En ese momento para Sasuke todo se volvió rojo a su alrededor y palabras que atormentan su mente resurgieron con más fuerza, argumentando y volviendo su visión más distorsionada de lo que ya era. Caminó con toda la calma que en ese momento podía aparentar, seguido por sus guardespaldas de confianza. Caminó hasta encontrar algo que en definitiva nubló su juicio y su razonamiento más allá de lo humanamente posible. Aquel hombre desagradable, aquel de baja estatura y cabeza calva, se atrevía de manera poco cortés y atrevida, a sujetar una de las manos de su esposa.

— Sakura - su voz sonando fría, demandante y molesta, la hizo temblar y alejarse dos pasos de inmediato.

Pero nada  comparado con la manera en que aquel hombre despreciable giró con una mirada llena de terror. Adoraba ser temido. Se vanagloriaba en el miedo reflejado en aquella manera de encojerce en si mismos de aquellos hombre que gozaban un poco de poder. 

Lo reconoció como aquel hombre que pidió hablar con él unos momentos antes y que él en su calidad de poder y posición declinó al instante en que le dirigió una mirada. Pero todo aquello no siendo importante por el simple hecho de  que ella había cometido una falta a sus ordenes. Se acercó con pasos firmes y se posicionó al lado de ella. Regalandole una sonrisa que sólo ella sabía prometía dolor.

— Estaba buscandote, es hora de retirarnos- ella miró con terror la forma en que él rodeo su cintura.

— Claro cariño- su voz sonando natural y acaramelada.

Viéndose como una pareja normal y amorosa, después de todo estaba acostumbrada a fingir como la mejor actriz.  Pues su vida impuesta así lo demandaba.  Así que haciendo una reverencia apenas perceptible con su cabeza caminó frente a Sasuke, que seguía con su agarre en su cintura. Encajando con fuerza sus dedos sobre aquel fino material de color rojo que rodeaba su delicado cuerpo. Y a estas alturas, ella estaba segura que su piel tendrá el mismo color que aquel hermoso vestido.

Se despidieron con respeto y sonrisas bien practicadas. Tomando sus abrigos y bajando las escaleras de la manera mas pasiva posible. Como si no pudiera percibir la mandíbula de su esposo casi romperse por la fuerza con la que apretaba los dientes o el ligero temblor en su manos.

Cuando el auto estacionó frente a ellos lo miró abrirle la puerta del auto y aquella mirada que le prometía más de lo que podía soportar. Titubeó al mirar el interior del auto y tembló  una mirada atrás deseando correr y no llegar a esa lugar que llamaban hogar. Pero la manera en la que él se posicionó  detrás de ella le dejó claro que no había ni siquera a donde  mirar.

Él lo sabía. Lo sabía por la mirada de terror que ella le dirigiría.  Y aunque cualquiera pensaría que eso mitigaría su enojo, no lo hacía. Hacía hervir su sangre de una manera furiosa y descarriada, así que con una mano en su espalda la obligó a moverse al interior, y sin más, ella asi lo hizo.

Y aunque en el transcurso se quiso liberar de aquello en su interior, no podía dejar de escuchar susurros donde le contaban de ella y sus aventuras. Los recuerdos de ella sonriendo de manera deslumbrante a alguien mas envuelta  en brazos de otro hombre. La furia se mantenía ahí, solo aumentando. Tan liquida, tan pura al pasar de los años.