Dolor

4.9K 391 68
                                    

Cielo negro.

El dolor recorre mi cuerpo. Ha duras penas me he podido colocar de pie. Miré mi reflejo en el espejo tratando de buscar más heridas que las obvias. Tomo una pequeña toalla y limpio dolorsamente el rastro de ira que dejó sobre mi. Un vestido destrozado sólo para poder formar un vendado  en mi adolorida mano.

Agua del grifo. Sólo una poca. Sé que no vendrá por mi hasta que su ira se  esfume. Hasta que el alcohol deje su sistema y yo sea sólo una carga de culpa en su consciencia. Mi cuerpo duele  y aunque deseo salir, prefiero no hacerlo hasta que la vergüenza abandone mi rostro y el valor vuelva de a poco.

Defenderme ahora resuelta lejano. Recuerdo haberlo hecho pero... verlo herido por causa mía dolía y al parecer aun duele. Sé que mi resignación llega de apoco  y mi conformismo  me consume. ¿Pero de qué me sirvieron aquellas peleas donde salíamos heridos los dos? Donde la casa se sumía en un campo de batalla. Para mi solo servía para salir más herida, más maltrecha.

Él reclama algo que jamás entenderá. Enamorada y completamente entregada llegué al altar con él. Aun con las ideas de que era completamente injusto todo aquel circo.

Recuerdo haber hablado con el tío Iruka  de la situacion de la empresa. Los Uchihas iban a dar el dinero suficiente para crear una inversión. Funcionaría como un préstamo. Ellos obtendrían sus ganancias y hasta que la empresa estuviera estable nosotros comenzariamos  solos sin inversiones  pero pagando la deuda que adquirimos con ellos. Siendo la empresa ya estable algo viable.

Sorprendida del trabajo de planeacion de mis tíos,  pero  todo aquello difería de la manera de mi madre en derrochar dinero. Mi padre nunca fue ostentoso ni superficial, pero mi madre aprovechó su muerte para darle rienda suelta a sus deseos tontos y derrochadores. Recuerdo haber pasado aquella noche pensando en cómo poder enfrentarme a eso. Lo único que pude hacer fue pensar en un determinado tiempo para que la empresa se pusiera de pie por si sola. Tío Iruka  dijo "tres a cuatro años", y recuerdo haber pensado "claro, si mamá no lo arruina,"

Y con aquello me fijé una meta. Sólo un tiempo y después podría alejarme como si nada hubiera pasado. Igual no iba a ser bien visto de una Haruno un divorcio.  Pero aun quería seguir la costumbre, aquella que se me inculco por años.  Pero igual todo aquello se fue a la basura con sus lindas sonrisas de lado y aquellos ojos mirándome fijamente.

Claro que terminé olvidando esa idea en cuanto la Luna de miel fue en verdad mágica. Pero no todo sale como lo planteas y lo piensas. Suspiró mientras trató de calmar mis caóticos pensamientos. Los de aquella noche cuando mi madre  llegó colérica a la nueva casa, a mi casa. La que compartía con el señor Madara y su gran esposa.

— ¿Qué demonios estás haciendo?- me dijo con un tono moderado. Claramente aparentado.

— Tomando mi lugar en la mesa directiva,-

— No puedes hacerlo. Yo...-

— El testamento dé mi padre dicta que en el momento que me casé te remplazare en la mesa,-

Vi su mueca de ira pero aún así no me amedrente. Y refuté cada palabra que dijo. Ahora era yo la que estaba a cargo del poco dinero de la familia. La que se encargaría de proveer a todos y cada uno de nuestros familiares. Incluyendola a ella y su forma desmedida de derrochar.

Pero aun así mi madre se fue con una promesa de venganza en los ojos. Una que fue mucho más dolorosa, una que formó parte de mi condena.

*

Despierto desorientada temblando por la fiebre que quizá causa mi muñeca. Mi cuerpo tarata de lidiar con el dolor lacerante y sostenido del lugar. E igual dormir sobre las frias baldosas no es lo mas conveniente en esta época del año. Las lágrimas traicioneras escapan de mis ojos. Luchó para ponerme de pie e ingiero agua. Un poco más, sólo soportar un poco más. Siempre me repito lo mismo, pero no estoy segura si podré lograrlo. 

CIELO NEGRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora