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¿Que hubiera pasado si todas las mentiras que conocemos de Evan realmente fueran sus más profundos y desesperados deseos?

Puede ser algo demasiado triste y fuerte que tuviera que guardarse todos sus secretos con respecto a estos tan extraños deseos, porque para cumplirlos, debía tener contacto con la sociedad y sus actos, y esto le aterraba.

Todo esto es escrito en aquellas cartas para desahogarse:

Querido Evan Hansen:

Hoy va a ser un gran día, y aquí esta el por qué.

Me encanta pensar en como sería ser amigo de Connor Murphy, todos en la secundaria cuentan lo mala persona que es y de las cosas enfermizas e inimaginables que ha hecho, pero yo no creo que él sea de aquella forma que todos cuentan.

Parece una persona agradable, introvertida, solitaria... ¡Como yo! Aunque de agradable no tengo mucho, si lo fuera tendría al menos un amigo.

Su hermana Zoe es muy diferente, hermosa y angelical, pero aún así me parece la mujer más linda que he conocido nunca, los hermanos Murphy son geniales, he de aceptar que me atraen, pero no puedo acercarme a hablarles.

En especial a Connor.

En los recesos me gusta verlo leer escondido entre los árboles, eso es aún mejor, porque él casi siempre lee bajo mi árbol favorito.

Eso me recuerda, cuando rompí mi brazo él estaba ahí, fue a ayudarme y me llevó hasta la enfermería. Fue el día más feliz de mi vida, aunque el dolor de mi brazo sigue siendo horrible ese recuerdo es uno de los más preciados que tengo.

Después de eso no le he vuelto a hablar, parece no estar ni lo más mínimo interesado en mi, pero no me importa, porque yo sí lo estoy y lo quiero aunque ni siquiera me reconozca.

Yo lo quiero.

Este va a ser un gran día, porque veré nuevamente a Connor Murphy.

Sinceramente, yo.

Escribir cosa así en la secundaria era peligroso, aunque nadie supiera de su existencia los profesores lo seguían regañando por no poner atención a la clase. Podían quitarle aquella carta, o peor aún, leerla.

Pero un día algo mucho más desastroso ocurrió, algo que jamás hubiera querido que pasara.

La carta resbaló del pupitre y cayó bajo el de ese joven a quien tanto admiraba.
Pelo largo y opaco, obligatoriamente tomado en una desordenada coleta pedida por la estúpida secundaria; ambas manos vendadas, nadie sabía la razón; sudadera negra, algo sucia, pero aún así genial y ese bolso que traía siempre consigo, lleno de parches de bandas no muy conocidas.

Miró a Evan de reojo, este fingió no darse cuenta de que uno de sus secretos estaba a centímetros de la mano del drogadicto, tenía la mirada perdida en su lápiz, como si fuera la cosa más interesante del mundo.
Murphy se encogió en su asiento para alcanzar la carta.

Él recogió el papel con su mano vendada y lo leyó, pero la reacción no era visible, la capucha y el pelo tapaban todas sus facciones. No se podía ver su cara, ¿Estaba asqueado? ¿Molesto? ¿Se estaría riendo de el pobre chico Hansen?

Evan quedó petrificado.
Sus miradas frías se cruzaron.
Y como dos copos de nieve, cayeron juntos a la tierra, uniéndose y convirtiéndose en uno solo.
Connor por primera vez lo estaba mirando a los ojos, por primer vez Evan sintió que alguien sabía de su existencia.

Por primera vez Evan se sintió vivo.

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ʙᵉˢᵒˢ ᵈᵉ ⁱⁿᵛⁱᵉʳⁿᵒ // ᵗʳᵉᵉ ᵇʳᵒˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora