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Literalmente... ¡Le había contado todo!

—P-perdón por causar tanto revuelo estos días con respecto... a ti —Decía el chico Hansen—. Es solo que... —Por supuesto, la única parte que DEFINITIVAMENTE no debía decirle era la de: «Me gustas, Connor». Si decía aquello todo caía por la borda, sin vuelta atrás.

—No es nada, si te ayuda con tu desorden de ansiedad social todo estará bien. —Que Connor dijera aquello incomodaba a Evan, escuchar el nombre de su condición no le era agradable y menos si venía de la persona a quien más admiraba— Hey, quería pedirte perdón. —Tomó la mano del rubio, haciendo que este se ruborizara al instante, seguido de unas gotas de sudor— La cosa es que... no lo sé, me gustaría estar más contigo. —Bajó la cabeza rendido— Seré directo, Evan. Eres la única persona que realmente me quiere y yo quiero ser tu único y mejor amigo. —Apretó el agarre y desvío la mirada hasta la puerta de su habitación, ahí era donde Evan estaba mirando igualmente, ambos tenían las mejillas rojas— Suena jodidamente necesitado, por la mierda.

Se dio una vuelta en la cama, dándole la espalda a Evan. La mente de éste aún estaba un poco borrosa e indecisa, si accedía a aquella propuesta de "mejores amigos" podría estar con Connor todo el tiempo que quisiera, su sueño se haría realidad; pero a pesar de todo ese sueño Evan tenía miedos, miedos tan grandes que no lo dejaban dormir. Aunque tener esos miedos valía la pena si estaba con Connor.

—Mentira. —Evan de igual forma se giró hasta Connor, este dio un pequeño respingo al sentir como unos brazos desnudos lo rodeaban por la cintura. Hansen estaba abrazando a Connor por su espalda, era la espalda más linda que había sentido nunca— Todos necesitan a alguien quien los ame. —Se acurrucó junto a su amigo y suspiró con pesadez, no quería volver a llorar frente a Connor— Yo te amo, Connor.

Hansen abrió los ojos de par en par, se le había escapado de la nada sin darse cuenta, rezaba desde lo más profundo de su corazón que Connor no lo hubiera escuchado, así parecía ya que este no había hecho ningún movimiento... aún.
Se dio un giro casi invisible para Evan, quedando estos tocandose las frentes; Murphy sonreía, pero más que eso, él estaba llorando.
Abrazó con fuerza a Evan, sintiendo aún más ese calor que se brindaban el uno al otro. Lloraba en su hombro, sorbiendo de vez en cuando su nariz.

—Yo también te quiero, Evan.

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ʙᵉˢᵒˢ ᵈᵉ ⁱⁿᵛⁱᵉʳⁿᵒ // ᵗʳᵉᵉ ᵇʳᵒˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora