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—¿Estás libre hoy?
—Voy a salir con Jared.
—¿Otra vez?
—L-lo lamento...
—Está bien, uh, llámame cuando tengas tiempo.
—¡Si, gracias, a-adiós!
—Ad--

La llamada se cortó desde el otro lado de la línea, sin dejar que Connor terminara de despedirse.

El drogadicto se acostó en su cama, soltando un suspiro pesado y tan solo mirando el techo. Ahora que Jared y Evan habían vuelto a ser amigos pasaban todo el tiempo juntos, esto hacía que Connor sintiera algo extraño en el estómago, no le gustaba que Evan saliera tanto con el de gafas; hasta podía decir que le molestaba. Se sentía... vacío por decirlo de alguna forma. Jared por supuesto no le agradaba, en lo más mínimo, no comprendía por qué Evan salía con alguien tan molesto como Kleinman; resoplaba de tan solo recordarlo.

—¿Se puede?

La voz de su hermana interrumpió sus pensamientos, irrumpiendo en su cuarto. Miraba los alrededores como si no conociera aquel cuarto, y es que realmente no lo hacía, había cambiado demasiado desde la última vez que había entrado: entre cinco a siete años.

—¿Qué es lo que quieres?

Preguntó en un gruñido, tan solo consiguiendo una risa pequeña de Zoe y que se sentara a un lado suyo en su cama.

—¿Problemas de pareja?

—Mierda, Zoe, Evan NO es mi pareja.

Llevó una de sus manos vendadas hasta sus ojos, tapándolos con ellos sus mejillas, le habían comenzado a quemar nuevamente.

—Pues bien que deberían serlo, ¿Ya le dijiste lo que sientes?

Connor se incorporó en la cama, quedando de la misma manera que su hermana y mirándola con un notorio sentimiento de melancolía pegado a sus ojos.

—Es cómo si lo hubiese olvidado...

Hablar con Zoe sobre sus sentimientos estaba siendo muy, muy extraño. Hacía unos meses le hubiera cerrado la puerta de su habitación en la cara y le hubiera valido mierda si es que algún dedo se le apretaba o algo; pero ahora todo era más... cariñoso, cómo si fuesen de verdad hermanos... oh.

—¿Cuanto llevan de ser amigos?

—Desde que comenzó el semestre... creo.

—¿Octubre?

Connor asintió lentamente, ahora sin dirigirle la mirada a su hermana en ningún momento. Había sido en Octubre que lo había invitado a su casa luego de haber leído aquella carta; la carta que lo comenzó todo. ¿Le estaba confesando a su hermana que le gustaba un chico? Bueno, aunque no valía la pena confesarlo, Zoe ya lo sabía, se había dado cuenta de la actitud de Connor con Evan; era algo totalmente distinto a amistad lo que el Murphy sentía y a ella le parecía más que obvio.

—¿Y cuando fue que le dijiste?

—Hace unas semanas...

—Deberías recordarle que lo amas, Connor.

—Él no me deja besarlo.

Ante este comentario su hermana lo tomó de ambas manos, subiendolas a su pecho y dejando que sus ojos se miraran frente a frente; Zoe... estalló en carcajadas.

—¡Oh, Mierda, Connor, en serio que no sabes cómo funciona el amor!

Balbuceaba ella a la vez que no dejaba de reírse en el rostro del drogadicto. Él estaba confundido y de paso comenzaba a enojarse, poniéndose rojo; no sabía si era por la ira o la pequeña vergüenza provocada por las burlas de su hermana.

—¿Por qué te ríes, zorra?

Zoe dejó de reír ante el insulto, tan solo dejando una sonrisa ladeada en sus finos labios pálidos y mirando con un poco de reproche falso a su hermano.

ʙᵉˢᵒˢ ᵈᵉ ⁱⁿᵛⁱᵉʳⁿᵒ // ᵗʳᵉᵉ ᵇʳᵒˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora