- Ammm... ¿hola?
- Pobre hombre, se quedó afuera un muy buen rato.
- ¡Cállate! ¿Por qué lo dejaste entrar Adrien? El amo estará furioso si sabe que dejaste entrar a alguien...- en una mesa, no tan lejos de dónde se encontraba el padre de Mikey, había un candelabro y un reloj, que discutían frenéticamente entre susurros.
- No te preocupes, solo será por un momento; además, qué más da- dijo ese candelabro riendo entre sus bellas forjaduras.
La luz de la chimenea iluminó un poco la dirección en dónde debía ir, el señor caminó en dirección al calor y se quedó un rato ahí.
- Ahhh...vaya; disculpe la intromisión, pero, hace mucho frío afuera...uff...- se escucharon varios platos colocarse en la mesa y el olor de la comida impregnó el ambiente. - Hmmm huele delicioso- dijo el hombre alejándose de la chimenea y caminando en dirección al olor. Poco apoco se intensificaba a cada paso.
Entró en un gran comedor, del cual solo estaba un lugar perfectamente colocado, con vajilla de plata y cubiertos del mismo, una copa de cristal con vino y comida que olía suculenta y suponiendo; deliciosa.
- Gracias por la comida, no era necesario- el hombre se sentó, tomó la servilleta y colocándosela en el cuello comenzó a comer. Pavo, verduras al vapor, carne y vino. Se le unió una pequeña taza de té la cual se movió sin que el viejo se inmutara. Sin querer sonó uno de sus pequeños movimientos, el cual si había escuchado el mayor.
- Disculpé, mi hermano mayor me dijo que no me moviese, pero no pude evitarlo, usted se ve muy grande y esa ropa está muy sucia ¿no gusta quedarse un poco más? - dijo la taza sonriendo, haciendo que esas decoraciones en color plata se moviesen, simulando sus ojos y su boca.
- Ahhh...n-no gracias...- y como si su vida dependiese de eso, corrió. Tomó su abrigo y salió del castillo.
- Gracias por la cena y por todo per tengo que volver a casa- y con mucho trabajo abrió y cerró la puerta. Montó de nuevo al caballo y se dirigió a la entrada, pero antes, al ver unos bellos matorrales de rosas, se acordó de su hija.
- Mikey...- y bajando del corcel, se acercó a uno de estos y tomó una roza entre sus manos, evitando tocar cada una de las espinas. Un estruendo sonó atrás del viejo y el gruñir de una bestia por igual. El caballo se alzó en sus patas traseras y huyó.
- ¿¡QUE HACE EN MI CASTILLO!? ¡VIL LADRÓN! - grito la bestia con todas sus fuerzas, haciendo que el pobre hombre cayera de espaldas. Mudo, se quedó mirando a los ojos de la gran bestia. La bestia lo tomó con gran brutalidad, arrastrándolo por cada rincón del pasillo.
Mientras el pobre hombre le suplicaba que lo dejase ir, pero sin hacerle caso, lo llevó a una de las mazmorras y lo encerró en esta, aventándolo con fuerza, haciendo que el viejo hombre se lastimara.
- Ghhh...Mikey...- dijo en un susurró el hombre prensando en su hijo...
Mientras tanto en el pueblo, el joven había tratado de enseñarle a leer a una niña a leer; mientras lavaba se detuvo un rato para continuar la lectura que tenía pendiente y una niña le preguntó que por qué leía, él le contestó que por diversión y le dijo que lo acompañara, pero los lugareños le habían insultado y tirado su ropa
- Hmmm...quién lo diría; la gente de este pueblo va de mal en peor, ya no dejan siquiera que uno pueda enseñarle a una niña a leer porque te tiran todas tus prendas en el barro- dijo recogiendo sus prendas y depositándolas en su canasta. Todo diciéndolo entre dientes y manteniendo la frente en alto. – Maldita sea la vez que se me ocurrió eso, no sé porque está mal visto que una niña aprenda a leer, molesta que solo los jóvenes aprensan a leer y las niñas no...tsk- recogió toda su ropa y tomó camino a su casa.
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DIABLO
General FictionUna pequeña alma que poco poco se apaga, sus últimos suspiros los daba en un maldito cuarto de hospital. Mientras tanto un ser despiadado que busca un esclavo que sacie sus deseos y más crueles fantasías, sucumbirá ante el encanto del pequeño...pero...