Capitulo 3

154 13 0
                                    


Se escuchó un fuerte estruendo, la puerta se abrió de golpe, haciendo que el cristal se rompiera y tornando el ambiente más caluroso de como ya estaba con la discusión. Se veía una silueta robusta, alta, con peinado algo desarreglado pero al mismo tiempo perfectamente hecho. Vestía con una sudadera negra, camisa de tirantes blanca, pantalón militar y botas negras.

Al mirar la escena, frunció el ceño y sacó uno de sus colmillos a relucir ¡w-wow, e-eran muy grandes y afilados!...vio a cada uno de los chicos que estaban alrededor mío, luego dirigió su mirada a mí, sus ojos...eran los mismos del sábado...y esa sonrisa, aunque ahora era una mueca de enojo, era la misma.

- Malditas ratas...morirán si se les cruza de nuevo por la cabeza hablarle- comenzó a caminar en dirección mía. - Ese chico es mío cabrones, así que no malgasten sus palabras en discutir de quien es - me había encontraba en el centro del tumulto por cinco minutos, pero no había sentido el terror que sentía ahora que todos callaban y el hablaba, me miró y me dio esa sonrisa ladina que ya conocía.- Hola dulzura, ¿me extrañaste?- dijo tomándome dela cintura de una manera posesiva.

- ¡A-Auch!- creo que lo había hecho con demasiada fuerza, sentía que me asfixiaba.

- T-teufel...c-con cuidado n-no es uno de tus juguetes...- dijo Christian con una voz un tanto apagada.

- ¡¿Y A TI QUE TE IMPORTA!? Hmm...lárguense de mi vista...- y sin dejarme de agarrar, me llevó fuera, exactamente atrás del edificio de rectoría.

- ¿¡Q-Que fue eso?! ¿¡N-no te conozco y y-ya crees que soy de tu propiedad?! ¡Y-Y...- ya no quise continuar porque me miró, su mirada era poderosa; sentí mi sangre helar y un gran escalofrío recorrió mi cuerpo

- No tienes derecho a decir eso dulzura; mira que haberte salvado y encima haberte ido a dejar flores no es suficiente, pues no sé qué más quieres- me empujó y me dejó entre la pared y él. – Eres un malagradecido...- dijo con una voz bastante profunda. Se acercó a mi cuello y lo olió un poco.

- P-P-Por favor n-no lo hag- no vi no como fue, peor encajó su boca en mi cuello, sintiendo un dolor agudo y tan fuerte, que se sentía como si estuviese en quimios. - ¡G.GHHHHA A-AAAAHHH!- me cubrió la boca y siguió con la mordida hasta que se separó de mi cuello y me miró a la cara.

- No pienso tolerar que algo de mi pertenencia me hable de esa forma...no pienso ser misericordioso contigo, eso se lo dejó a los hijos de Dios...no me queda ¿sabes?- me acercó a él y me dio un pequeño beso en la mejilla.

- E-Eh- me tomé el cuello y vi mi mano, estaba sangrando y en serio que lo estaba. – E-eres un monstruo.

- No por nada soy el hijo del Diablo...espero que esto no se repita ¿te quedó claro? Odiaría tener que buscar alguien más con quien divertirme...- y se fue de la misma manera en cómo llegó. Me tiré al piso y seguí con mano en mi cuello hasta que sentí que paraba un poco el sangrado

El Diablo... ¿el hijo del Diablo? ¿Qué clase de chico era ese...?



Después de esa extraña bienvenida, me fui a mi cuarto; había dejado mis cosas en la mañana pero no estaba mi compañero. Al abrir la puerta un chico se me abalanzó en un abrazo.

- Eh? ¡Hola! ¡Creo que tú eres mi nuevo compañero! ¡Me llamo Adrien! Un gusto- escuche que decía el chico que no me soltaba del abrazo, es de mi estatura, de cabello rubio cenizo y ojos avellana.

- U-Un gusto...me llamo Michael...

- ¿Te puedo decir Mikey?

- Seguro...-

DIABLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora