Capítulo 2

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Había pasado un tiempo; dos meses para ser exacto. Mi madre me había dicho que seguiría yendo a la misma universidad a la que solía ir. Ya estando en la puerta, con todas mis maletas en el auto.

- ¿Seguro que en verdad quieres quedarte? Te puedo traer yo misma todas las mañanas y paso por ti en la tar-

- Cariño, deja que el niño se quede.

- P-pero...- le tomé de las mejillas y le di un beso en la frente, ella sonrió y me abrazó. – Cualquier cosa por favor no dudes en llamar corazón...

Al entrar a la facultad de Literatura me topé con tantas miradas; cada uno que miraba y no quitaba, de seguro se acordaba de quien era yo...vaya fama que tenía. Seguí las instrucciones uqe me había dejado mi madre para llegar al salón y entré. Supongo que había llegado un poco tarde, ya que todo estaban en sus lugares y el profesor hablando.

- P-perdón pero...s-soy Michael Schneider...

- Ahh, ya se le esperaba- dijo sonriendo; hacía que su blanca barba se removiera junto con su bigote en una sonrisa. – En, es Michael Schneider; no quiero que lo miren como lo están haciendo ahorita, estuvo mucho tiempo internado como para que le jodan, Michael, toma asiento- y así fue. Busque asiento y encontré uno en la sexta hilera de la derecha, junto a un chico de cabello rubio con unos bastante lindos ojos violetas, estaba en su celular con sus audífonos, me vio y se quitó uno.

- Con que el chico nuevo...debe ser estresante

- Si...

- Un gusto; me llamo Christian, lo que no entiendas me lo puedes preguntar, y no te preocupes por los apuntes bebé, solo dime y te los daré- dijo de una manera tan calurosa, alborotándome el pelo ¿bebé? ¿en verdad tenía la cara de un niño pequeño?

- Gracias que amable- dije respondiéndole con una sonrisa.

- De nada, si gustas te pudo enseñar la escuela cuando terminé la clase- dijo volviendo a su cuaderno, yo acepté. Ya la conocía de pies a cabeza, digo...estudiaba aquí, pero supongo que algo de nuevo tendrá todo este tiempo que no he estado.

Recién acabada las clases salimos y me llevó a las diferentes facultades y al final, llegamos al edificio de rectores para cuando tuviera que arreglar asuntos importantes. Abrió la puerta y me dejó pasar primero, llegando al lobbie en el cual nos encontramos al que era le secretario; un chico pelinegro y de ojos ámbar.

- Bineve ...Christian...- parecía como si dijera el nombre de Christian a la fuerza, o si le diese asco. Luego me miró, vi como sus pupilas se dilataban y esbozaba una gran sonrisa, inhaló fuerte y exhaló por la boca. – Y...Hola, pequeño~- me miró de arriba abajo y me sonrió. – Michael...tienes un nombre muy lindo pequeño~...

- Bastian- dijo de la misma manera en la que Bastian le había llamado, cruzándose de brazos y desviando la mirada. Bastian me tomó de la mano y la besó, haciendo una pequeña reverencia. Era un poco vergonzoso y sentí un leve rubor en las mejillas

- Bastian...un gusto pequeño~- dijo ahora presentándose con el nombre anteriormente mencionado, viéndome a los ojos; sus ojos me miraban lujuriosos, detrás de sus lentes se notaba que me estaba devorando mentalmente.

- No creí que ahora fueras la ramera de los de rectoría ¿te cansaste de tragar pitos en asistencia estudiantil o la del director es muy pequeña?- dijo Christian tomándome de los hombros y alejándome hasta quedar junto a él.

- Para que lo sepas CHRISTIAN, nunca lo fui; si tuvieras un poco más de cabeza sabrías que solo solo un estudiante graduado con honores de esta misma universidad puede tener este trabajo, por eso es que me llevó bien con el rector, no como vagos como tú que estudian una banal carrera en la que no saben siquiera quien fue José Ortega y Gasset – dijo acentuando el Christian de una manera muy terrorífica.

- Mira, hijo de puta; me importa una mierda lo que una zorra lame huevos como tú me diga, así que cierra tu maldita boca antes de que te la rompa- esto se estaba volviendo un poco incómodo, comencé a caminar hacia atrás y choqué con alguien, mire a mis espaldas y había un chico de cabello rosa pastel y ojos verdes, con una camisa a cuadros y unos jeans negros, dejó su estuche de guitarra en mis manos y fue con Bastian y Christian.

- No pueden estar un maldito minuto callados sin pelear; cierren sus bocas sino quieren vérselas conmigo- dijo ese chico tomándolos del cabello a cada uno y poniéndolo en frente suya. – Parecen niños chiquitos...

- Vaya vaya Hust, ¿cómo te va? ¿Ya es hora de que las ratas salgan de las alcantarillas, o es uqe te corrieron de la banca en dónde dormías?- contestó a modo de burla Christian, riéndose descaradamente con Bastian

- Cierra el hocico- le contestó Hust.

- Yo creo que mejor me voy...- dije recargando la guitarra en la pared y abriendo la puerta.

- No hasta que pare a estos idiotas- dijo otro chico entrando, este era de cabello gris-plateado, amarrado con una pequeña cola de caballo y al parecer con un poco de harina en la ropa. Sus ojos eran de un color morado, parecidos a Bastian, sólo que los de él eran un poco más oscuros que los de Bastian.

- ¡Miren, ya llegó el drogadicto! ¿Cómo vas manejando tu problema de...adicción?- dijo Hust cambiando a un humor como los otros, acercándose a Peter al cual le limpio la harina de la ropa. – ¿O acaso es una nueva?

- ¡Es harina idiota!

- Tranquilo Peete, que él conoce a un doctor muy bueno, a fin de cuentas él está en las mismas- dijo Bastian levantándose y acomodándose el traje

-Si no se te quemara el agua lo sabrías, sus gritos se escuchan hasta la cocina de la facultad de gastronomía, cierren sus bocas o no se la van a acá...hoooola pastelito~- acabando su discurso en mí;yo solo quería un recorrido en la escuela, no ver como cuatro chicos se peleaban...a-además ¿de dónde salían todos?

- E-Eh...hola- dije ya un poco avergonzado.

- ¡Hey! ¡Yo lo vi primero!- grito Christian al chico que estaba enfrente mía.

- ¡Cierra la boca! ¡Es mío por derecho!- dijo Bastian empujándolo y caminando hacia mi.

- Ehem, por lo visto él supo cómo colocaba mi guitarra, así que él tiene mi corazón en sus manos- les contestó Hust.

- Eso es ridículo; este pastelito es mío y solo mío~- dijo Peter tomándome entre sus manos.

- ¡¡SUELTALO PETER!!- gritaron los otros tres a coro, yo solo quería regresar a mi cuarto...

- ¿Otra vez peleando?- dijo un chicho desde el cuarto piso en las escaleras. – Siempre tan idiotas todos, llega un punto en el que me aburren-al bajar se podía ver que era de baja estatura, cabello negro con tonos de azul y ojos rosa pastel. – Jajaja; la razón por la que pelean esta vez es... es una hermosura~- dijo de la misma manera con la que Bastian me había hablado en un principio.

- Lo qué nos faltaba, que el criminal llegara, ¿que nos vas a hacer? ¿Nos viniste a armar tus legos, o a ponernos tus palitos maricones de la faculta de arquitectura?- dijo Peter.

- Para empezar... ¡Soy INGENIERO HIDRÁULICO! Segundo, que la manera en que me vista les importa una mierda imbéciles...- dijo llegando junto a Peter, quien me bajó y me puso atrás de él.

- ¡Ahora el psicólogo eres tú! No nos vengas con esas paganerias, que el imbécil que atiende loquitos es Thomas, no tú!

- ¿Me llamaban?- apareció detrás de mí el que parecía ser Thomas, de ojos oscuros y cabello castaño, casi rubio.

- ¡WAAAAAH! ¿¡DIOS MIO ES QUE ACASO NO PUEDO IR A MI RECÁMARA SIN SER PARTE DE UNA PELEA QUE NO SÉ PORQUE INICIO?!- grite ya enojado, luego pensé lo que había hecho y me cubrí la boca pensando en que ahora ellos me gritarían a mí.

- El pastelito tiene razón...yo lo llevó- dijo Peter cargándome de costal y llevándome en sus hombros.

- ¡HEY! ¡Yo vine con él para eso!- le gritó Christian y los otros lo siguieron; en poco tiempo esos seis chicos estaban iniciando una guerra por mí. Para empezar, a mí no me gustaban los chicos; segundo, no sé cómo, pero cada uno a pesar de ser tan diferentes uno de otro, se conocían, por lo visto ninguno le caía en gracia al otro, todos se odiaban a muerte y en este momento yo era la causa de la discusión. Pero...

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