Señales.

150 9 5
                                    

Había esperado tanto este abrazo, lo había deseado con él corazón, tener entre mis brazos a Chris y estremeserme el alma de amor que bien podía vivir ahí, entre sus brazos para siempre, y es que siento esos brazos se hicieron para que yo viviera en ello, y los míos para que él se quedara, encajo perfectamente en esos brazos fuertes, blancos y macizos.

-Bueno, es muy grato verte de nuevo. _Me dice, mientras se aparta de mí.
Siento que no le da tanta importancia a nuestro encuentro.

—A mi también me da mucho gusto volver a verte. _Le digo muy firme. Él se desvanece entre la muchedumbre, y mi alma vuelve a extrañarlo.
Camino hacia la barra, con la atención siempre en él, pero no lo veo.
Me brinco detrás de la barra.

—Qué onda! _Saludo sin interés al camarero. _—Yo estaré aquí hoy, por ordenes del señor Downey. _Explico.

—No hay problema. _Responde el de la barra. Mi mirada discreta lo busca entre la multitud sin éxito alguno, Ansío verlo, mis ojos no hacen otra cosa que ver la figura de Chris Evans, que en su rostro pinte esa sonrisa tan resplandeciente que ilumina todo el lugar, tan escandalosa, tan indiscreta, tan llena de vida y luz.

Pasan los minutos, el destino juega conmigo, me siento miserable al no poderlo tener, ¿Pero qué puedo exigir? Nada! No puedo exigir nada. Lo veo, lo veo pasar de un lado a otro, esa chaqueta de cuero negro le sienta muy bien con ese pantalón negro de lona, esa playera blanca, con el cuello ya gastado, su barba algo crecida pero bien cepillada, siento que mi vientre se mueve por si solo de la sensación de tenerlo cerca.
Paso varios minutos observando, observando la multitud que mutilan mis ganas de vivir. Lo veo a él y puedo juerar que es lo que me da sentido a mi existencia.
Pero de la nada, como un golpe en la cara en la banqueta de concreto y me doy cuenta de lo sometida que estoy siendo.
No tengo la mas mínima remota idea de lo que estoy haciendo en este lugar, donde él únicamente me ignora, me hace a un lado de su atención, y por fin me doy cuenta, de que por más que lo intente, Chris nunca será para mi.

Después de ya un par de horas, me siento ¡Tan estúpida, idiota, imbécil! Él no me volvió a dar su atención no por un par de segundos más. Decido mandar al demonio a Downey junto a Chris y me brinco la barra de nuevo, camino decidida, a la puerta, no miraba nada más que la puerta, sentía mis manos empuñadas, no quiero nada, ¡Nada!

Logro cruzar la puerta, ¿Qué estaba haciendo en ese lugar? Tan ajeno a mí, definitivamente no pertenezco a ese mundo de payasos de circo. ¿Cúal será mi lugar?

A un par de cuadras, escucho la voz de Robert,  detrás de mi. Camino sin darle importancia, finjo no escucharlo. Voy furiosa, furiosa con todos, conmigo misma, voy consumiéndome en dolor y coraje.

—Oye, multiusos! Oye! _Grita de nuevo, unos cuantos pasos más. La calle es iluminada por unas cuantas lámparas en el camino.

Le hago caso omiso a lo que dice.
—Multiusos, teníamos un trato.

Me detuve y me volví a él.
—Dígame cuál es mi nombre. _Le digo directamente. _—Sabe a caso que. Soy? ¡¿CUAL ES MI NOMBRE?! _Le alzo la voz.

Él únicamente calla y baja la mirada.
—Ve, ve como no me conoce, ¿Cómo puede arriesgar a su amigo a estar con alguien a quien no conoce? _Le interrogo.

—Sé que no nos hemos presentado, pero...

—Pero nada. Usted está demente al quererlo poner en mis manos. Si su novia no lo ama, es problema suyo, no de usted, no mío. No me siga complicando la vida. _Le digo.

CUANDO TE ALCANCE. (Chris Evans Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora