Los santos dorados.

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Seiya abrió los ojos desmesuradamente

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Seiya abrió los ojos desmesuradamente.

No entendía las palabras de Saori.

No estaba al tanto de esta decisión de Saori, ella no le habló jamás de esto. La observó desde su puesto como el santo dorado de Sagitario. Intentó buscar la mirada de la aun diosa. Quería su mirada, algo que explicara porque de esta decisión.

 ¿Por qué ella que tanto amaba a la Tierra desistía de ser la Diosa de la guerra?

Sin embargo esa mirada nunca llegó, la mujer de púrpuras cabellos jamás lo miró. El arquero dorado miró al suelo, no tenía idea de lo que sucedía, no le gustaba, pero la apoyaría, como siempre.

Por otro lado, Dante estaba aun más sorprendido. Él. . . Él había ido a buscar a Ariandel por órdenes de Athena, pero jamás se imaginó que era porque su amiga de la infancia debía ocupar el puesto de la diosa que protegía. Si Ariandel era la nueva Athena significaba que nunca más estaría a salvo.

Que ya no sería una mujer común y corriente.

Automáticamente sintió una distancia enorme entre ambos.

La castaña pestañeo un par de veces, ahora sí ya no entendía nada ¿Ella era qué?

— ¿De qué hablas Saori? ¿Por qué tomas esta decisión tan de pronto? Nosotros aún somos caballeros—. La cuestionó el santo de bronce de la constelación del cisne, Hyoga no entendía nada.
— Creo que fui clara. Desde hoy solo soy Saori Kido, su Diosa es ella-. Saori se acercó a Ariandel y la tomó por los hombros para que todos pudieran verla. - Y como saben, debo disvincular a mis Santos quien me han protegido desde que comencé con esto-. Saori con su báculo se acercó a los caballeros de bronce quien libraron tantas batallas solo por ella.

—  Hyoga el cisne y actual santo de acuario-. Se acercó a él sonriéndole con cáliz, sabía que el rubio le reprocharía esto luego. — Andromeda, Shun.- Se acercó al peliverde de la cadena quien la observó con preocupación, Shun no la cuestionarios, él siempre la apoyaba, pero sabía que le estaba causando un gran dolor.  — Shiryu, caballero de libra.- Shiryu negó con la cabeza con resignación, pero la entendía, Saori sabía que la sabiduría del ex dragón la comprendía en su actuar. - Ikki el fénix que no está presente hoy y tú, Seiya de Sagitario.— Acercarse a Seiya fue lo más difícil que hizo, el la miraba constantemente, sabía que le rogaba por una explicación, pero no quería mirarlo aun. — Desde hoy y como yo, quedan desvinculados de su deber de caballeros de Athena, pueden hacer sus vidas como seres humanos ordinarios.


—Saori. . . - Murmuró Seiya, pero en todo ese rato ella no quizo cruzar su mirada con la de él.
— Espera Saori. . . si nos desvinculas como santos dejas a el santuario sin 3 de sus caballeros dorados— Le comento el ex caballero del dragón.
— Pensé en eso antes de todo esto. Los 14 santos dorados ya están constituidos—. Definitivamente había pensando en todo antes de dejar su cargo—  Ariandel-. La castaña que no entendía nada miró a Saori quien la llamó. — Te presentaré a tus santos dorados.

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