Ariandel jadeaba con dificultad, como si su pobre cuerpo estuviera al borde del colapso debido al enfrentamiento que tenía con el Dios violento. Los choques que se producían entre ambos eran más letales para ella por razones obvias, nada cubría su cuerpo de los golpes que le daba Ares. A duras penas podía esquivarlos debido a la habilidad que tenía de ser ágil, pero no era tonta, sabía que no duraría mucho más tiempo de esa forma. Tenía que pensar en algo rápido para terminar con Ares.
Ares no dudó en erguirse con toda su fuerza alzando su arma a lo que la castaña respondió defendiéndose, interponiendo su báculo para amortiguar el golpe.
Un golpe fuerte, arma contra arma.
El choque del golpe entre el rechinar de sus armas los elevó a ambos contrincantes lejos el uno del otro, sin embargo aquello no le dio tiempo alguno para que Ariandel pudiera defenderse con otro ataque, así que lo único que atino a hacer fue cubrirse con ambos brazos cerrando uno de sus ojos a la espera del golpe que nunca llegó. De pronto su cuerpo fue cubierto de un intenso resplandor que se adherían a su cuerpo, eran unas prendas de oro que se unían a su frágil cuerpo para protegerla.
La armadura de Athena había llegado para cubrirla.
Ariandel sintió de pronto su cuerpo muy pesado, aunque claro aquellas ropa la protegían muy bien. De pronto la voz de uno de sus caballeros la llamó.
— Athena, su armadura ha llegado para defenderla— . La voz de Barnard de Ofiuco reteniendo a Ares llegó hasta sus oídos. Allí estaba su noble caballero de la serpiente reteniendo al Dios Ares por los brazosos inmovilizándolo para que la armadura pudiera posisionarse a su cuerpo y que éste no lo evitara.
— Quítate, bastardo— Se quejó el Dios enfurecido. Ares liberó aún más su furia quitándose del agarre de Ofiuco lanzándolo lejos.
— ¡Barnard, quítate de en medio, no quiero que se metan en la batalla!— . Ordenó Ariandel, preparándose para luchar de nuevo, pero algo inoportuno la detuvo: la armadura. — Qué pasa. . . . no puedo moverme bien . . . la armadura pesa mucho-. Intentaba moverse como podía, pero le era muy incómodo, a penas podía soportar el peso de la armadura sobre su cuerpo, moverse para atacar era casi imposible por más que lo intentara.
— Veo que estás en problemas. . . maldita perra suplente-. Ares volvió a la carga mientras se desangraba más rápido de lo que pensaba, aún así saltó para darle otro golpe a la castaña, sin embargo la armadura de Athena detuvo el impacto del golpe. — Maldición, esa armadura no le sirve para moverse, pero no me deja hacerle más daño. . . ahg. . . Una rodilla del Dios cayó al suelo, estaba exhausto después de todo, jadeaba y respiraba con gran esfuerzo.
— ¡Ariandel!— . Esa voz llenó sus oídos y su corazón comenzó a latir de prisa, a lo que más temía era escuchar esa voz, se supone que debía terminar el combate antes de que él viniera por ella. Como pudo intento moverse, pero no lo conseguía. Dante había llegado a ayudarla y no podía permitirlo, saldría más herido de lo que estaba.
ESTÁS LEYENDO
Athena.
Hayran KurguOtra guerra santa se avecinaba y no podía des proteger a su amada Tierra, pero tenía que ser honesta, ya no tenía el poder ni la impetud de seguir con esto, no quería tampoco volver a ver a sus caballeros morir, no quería verlo a "él" sufrir de nue...