Bos Taurus

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El torneo avanzaba y la pizarra de batalla había sido actualizada quedando los enfrentamientos de la siguiente manera:

Los santos dorados de la gradería buscaron sus nombres en el tablero, desde ahora en adelante   las batallas se complicaban ya no parecían ser un simple juego

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Los santos dorados de la gradería buscaron sus nombres en el tablero, desde ahora en adelante las batallas se complicaban ya no parecían ser un simple juego. Se enfrentarían entre ellos y eso los emocionaba. Eran la elite del santuario, los más poderosos entre las 88 constelaciones, aunque sabían muy bien que un enfrentamiento de verdad entre ellos desataría una guerra de mil días, sin embargo, esta generación dorada tenía algo que los distinguía quizás de otras generaciones, todos eran muy amigos, muchos de ellos habían llegado juntos con el sueño de servirle a su Diosa, entrenaron juntos, pasaron duros momentos y lo más importante es que se admiraban los unos con otros aunque no lo admitieran y se llevaran todo el día entre bromas así que entre ellos no había razones personales para lastimarse de gravedad, aunque les alegraba el hecho de medir fuerza sanamente con sus compañeros. Entro los 14 santos la relación era sana, de amistad, aunque claro, como en toda relación humana habían santos más cercanos entre ellos como lo eran Dhur y Dante.

Aldebarán de Tauro buscó su nombre en la pizarra y lo encontró. Allí estaba su nombre enfrentado al de su vecino de casa, el caballero de géminis, el gemelo tipo espejo de Cástor quien poseía un carácter totalmente distinto al de su hermano, Polideuco se caracterizaba por tener un semblante más desafiante y llamativo que el de su hermano y también un apasionado de las batallas. El más fuerte físicamente de los 88 caballeros sonrió de medio lado, este si que sería un buen desafió, Polideuco de Gémenis solía ser considerado uno de los más talentosos y completos caballeros a la orden del santuario, por generaciones, la constelación de géminis había sido una de las mejores o porque no decirlo, la constelación más imponente de las 13.

Cástor y Polideuco de Géminis, temibles rivales para sus enemigos, pero increíbles ejemplos para sus camaradas, eso pensaba Aldebarán, quien sentía un profundo respeto por los gemelos vecinos de su casa. Sin embargo, el peliazul resguardado por la constelación del toro no iba a dejarse vencer, si había alguien terco, perseverante, fiel a su ideología, ese sin duda alguna era Tauro.

—  Vaya, los vecinos de casa se enfrentara. Espero amigo Aldebarán que nos demuestres porque eres el santo más fuerte de este santuario.- Dante había llegado a leer la pizarra buscando también su nombre, Kai Kauz de Sagitario era su oponente. "Al fin tendremos tiempo para enfrentarnos" pensó el pelinegro conforme con su batalla, sabía de ante mano que eso no resultaría sencillo, si había un santo difícil de vencer ese era Sagitario, y él lo sabía muy bien, sabía que probablemente en habilidad Kai le llevaba larga ventaja, pero también consideraba que su enfrentamiento era más allá de un enfrentamiento por un torneo, en esa pelea habían más intereses personales y deudas que saldar que en ningún otro. Pero era el último enfrentamiento de la segunda ronda así que decidió no preocuparse por él hasta que fuera su turno, por ahora solo se dedicaría a disfrutar de los encuentros de sus amigos que de seguro darían su mayor esfuerzo.

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