SMELL OF WAR

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.- E G A L E A.-

Todo había terminado, el batallón de la llama había sido eliminado. Aldebaran, desconcertado por la última acción de su enemigo no intentó seguir dándole vuelta al asunto, ahora llevarse a Midori y a Boss Taurus de allí era su prioridad. Caminó hasta ella, sintiendo como sus fuerzas lo abandonaban en cada paso que lograba poner en el suelo. Su visión borrosa y su sangre brotar le avisaban que probablemente pronto desfallecería, pero no. Tenía que llevarla al santuario y dejarla segura.

Su voluntad guío sus pasos, la vio ahí, inconsciente y herida en el suelo. Con sus grandes y heridas manos la cargó entre sus brazos, sin embargo su cuerpo tambaleaba, sus piernas no le hacían caso y su visión era cada vez más borrosa. Cayó de rodillas con Midori al suelo, "maldición", pensó. ¿Ya todo habría acabado? ¿Es que no podría rescatar a su querida santa?.

- Vamos amigo, no te había visto jamás rendirte.- De pronto, entre su visión nublada y sus sentidos casi apagándose, escuchó la voz de uno de sus amigos. ¿Dante? no estaba seguro totalmente si era el caballero de Escorpio o simplemente su vida al extinguirse le daba el extraño regalo de escuchar la voz de su amigo, si fuera así hubiera preferido un abrazo de Midori o la dulce voz de Athena, pero que va, cuando estás moribundo la vida puede darte extraños regalos.

- Aldebaran, resiste, hemos venido a llevarte de vuelta a casa.- Otra voz conocida le hablaba en sus penumbras, ahora era la voz del caballero dorado de Acuario, en serio, ya estaba dudando si de verdad su último deseo antes de morir era escuchar a esos dos, definitivamente prefería morir escuchando a Midori o a su diosa, pensó, a la vez que en su rostro se dibujaba una leve sonrisa y así su cuerpo rendido cayó al suelo soltando a Midori mientras caía.

- ¡Aldebaran!.- Dante sostuvo el cuerpo pesado de su mal herido compañero, tanteo su pulso llevando el dedo índice sobre el cuello del caballero del Toro. El pelinegro suspiró aliviado, su amigo tenía el pulso débil, pero estaba vivo. El pelinegro con cuidado cargó a su amigo en su espalda levantándose con él, mientras que Alabi cargaba en sus brazos a la santa de plata mal herida.

- Toda Egalea esta ardiendo. . . - Suspiró Dante a la vez que observaba como la ciudad de Egalea ardía en llamas.

- Haré algo con eso.- Alabi llevó a la santa hasta Boss Taurus quien herido, pudo guiar a Dante y a Alabi hasta donde estaba su amo. Dejó a Midori sobre el lomo del toro y se dispuso a ponerse en un lugar estratégico.

Tanto Dante como Alabi portaban sus armaduras doradas, la misión que el patriarca les había encomendado era traer consigo a Aldebaran y a Midori, además de tratar de rescatar la ciudad de Egalea.

Tanto Dante como Alabi portaban sus armaduras doradas, la misión que el patriarca les había encomendado era traer consigo a Aldebaran y a Midori, además de tratar de rescatar la ciudad de Egalea

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Alabi, poseedor del cero absoluto levantó sus brazos expandiendo su poderoso cosmos.
¡EJECUCIÓN DE AURORA! exclamó el nombre de su más infalible técnica congelando con un alcance sorprendente todo el suelo de la ciudad apagando con ello las infernales llamas que la consumían.

Athena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora