Capítulo tres: La Fiesta y sus Bebidas

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Naruto estaba sentado en el marco de la ventana... Como siempre en las noches donde no podía dormir mientras pensaba: tenía el lugar, una mansión que había prestado para la ocasión, de un amigo que iba seguido a Ichiraku, a partir de ahí se formó su lazo de amistad y algo los unía más allá... El ramen. Con la rapidez que las noticias se esparcían ya había invitado a toda la aldea y también al Hokage el día anterior, visitó su oficina, pero no sabría sí llegaría, al final accedió a ir un rato, pero eso era lo que necesitaba un rato... Para que se quedara el resto de la noche.

— ¡Creo que ya está todo! —dijo el joven de cabellera amarilla, entusiasmado agitando el papel que tenía en la mano.

Este escrito que poseía, nació ya que si iba a buscar en esa fiesta a alguien ¿adónde se supondría que iría? casi toda la aldea estaba ahí, debía saber cómo identificar a una chica que era su admiradora, y una que no lo intentara acosar como mínimo, sí una chica iba a causar una impresión en él, mínimo tenía que seguir los siguientes pasos:

Primer punto: no tenía que estar siguiéndolo a todos lados, era muy probable que él la siguiera a ella.

¿Esto por qué? normalmente sus admiradoras estaban detrás de él, buscando estar siempre a la par, pero en este tipo de chicas no estaba interesado, tal vez él la vería y decidiría hablarle a lo mejor se toparía con alguien por accidente.

—Quién sabe.

Segundo punto: Si llegara a conversar con una chica... Sentiría algo, extraño raro o eso esperaba.

No sabría cómo identificar que chica sí y cual no, en palabras, ni en puntos, porque no eran objetos que se lucían su valor con etiqueta, pero en su imaginación él creía que tal vez sentiría algo diferente con cada mujer, era un ejemplo pensaba en Ino y Sakura, no era lo mismo hablar con ambas, de esa manera él esperaba que si hablaba con una admiradora sentiría algo diferente al hablar con una mujer menos interesada en él.

Tercer punto: Tenía una previa experiencia con mujeres.

Tal vez era algo lento y despistado no de los más inteligentes, pero algo aprendía con cada error así que era probable que no cayera en lo mismo dos veces. Y anotó en la parte inferior de su escrito "esto servirá si llego a encontrar alguien relevante en la fiesta".

—Tal vez debo intentarlo una vez, si no funciona —mencionó viendo su papel con poca confianza—, Esto no es importante, así que lo dejaré de lado, creo —concluyó tras releerlo.

No era alguien que dependiera del amor, es más, ni siquiera sabía porque hacía esto o no estaba seguro, pero qué más daba, ya lo había hecho.

—No puedo engañarme, claramente necesito algo y solamente me doy cuenta cuando estoy solo —se contradijo al instante.

De pensar e imaginar se llenó, su cama lo aguardaba, después de todo sólo le restaba aparecerse dentro de unas horas y enfrentar a su último deseo de compañía, hacía falta algo recordó, no tenía ropa, ¿a quién se le ocurriría ir a la fiesta a encontrar una chica sin una buena apariencia? a como estaban las cosas.

—Las chicas me buscan por mi reputación y físico.

Mientras hacia una mueca al pensar en esa verdad, triste pero cierta.

Al siguiente día entrada la tarde fue a unas tiendas de ropa, pero nada le agradaba, estaba de salida cuando escuchó que unas chicas hablaban, no reconoció la voz, pero tampoco se interesó en.

—Tiene que llevarse ese vestido —dijo la voz.

Algo así escuchó... Pero parecían un poco nerviosas así que se asomó a ver y una chica se metía al vestidor con un vestido negro y la vio, únicamente logró divisar la espalda, con una figura bien definida y sus piernas...

El Amor y sus EncaucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora