Capítulo doce: La Importancia De Los Sueños

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—Bueno, Naruto, terminamos —dijo Murikawa mientras se estiró, quitó la vía endovenosa en él.

—Gracias Muri-chan, por acompañarme, no sé qué haría sin ti —mientras se rió un poco.

Los efectos más comunes después de la quimioterapia eran fatiga, así que pronto cesó su risa.

—Ya lo sabe Naruto-san, no se esfuerce. Llamaré a Sakura-sempai y terminaremos con esto.

—Claro ve por ella —y se recostó de nuevo. Pero esta vez lo hizo en el suelo ya estaba harto de ese estúpido sillón.

—Ahhhhh, por fin, libre —decía fuera de la habitación Murikawa, era cansado para ella también estar ahí sin hacer mucho, pero era una vez a la semana.

— ¿Qué pasa Naruto, terminaste ya? — preguntó Sakura al entrar en la habitación, sin embargo, no recibió respuesta alguna por parte de él.

Unos ronquidos se oían, al verlo tenía un rostro demacrado y la baba escurría por los labios, estaba exhausto y dormido sin serenidad alguna, al menos para Sakura ya que sus ojos revoloteaban de un lado hacia otro, su cuerpo se movía abruptamente, tenía sudor por todas partes, respiraba calamitosamente como si estuviera siendo asfixiado, parecía que estaba teniendo una pesadilla o algo así. Sakura se preocupó un poco.

—YA TE QUIERO VER, BÉSAME.

—...

—...

—Cri, Cri—

Analizó su estado dándose cuenta que esta era la realidad.

—No estoy soñando ¿verdad Sakura-chan? —cuando antes de responderle el dolor del coscorrón previo lo aturdió—. ¡Qué demonios!, ¿por qué me pegas ttebayo?

— ¡Me asustaste idiota! ¿Quién quieres que te bese? —dijo Sakura que hasta el momento observaba la escena con sus manos casi destrozando el cuadro que traía entre manos.

Eso era bueno, por fin daba frutos el inoperante rubio al esfuerzo de Hinata, ya era hora, además que considerando su estado era bueno que alguien lo contemplara y cuidara como el niño inmaduro que todavía era, en ciertos aspectos, y Hinata era perfecta para el puesto, sólo que había un problema ¿qué pasaría cuando se enterara de todo el problema que cargaba él? ¿ya se lo había dicho? ¿Qué dijo? desechó la idea porque Hinata jamás mencionó algo de la enfermedad de Naruto, además ellos no habían perdido la esperanza en encontrar la cura.

Etto, Sakura-chan ¿te encuentras bien? —con un tono inquisitivo sobre el rostro de su amiga, solía perderse en los pensamientos fácilmente, pero no ahí.

— ¿EEEH? No es nada, pensaba en que tan estúpido puedes llegar a ser Na-ru-to. Estabas sudando y te veías asustado creí que algo malo te pasaba —y lo levantó de golpe al sillón, volvió a medir sus signos vitales y todo marchaba bien salvo el cansancio que se notaba en su rostro.

—Nunca es malo cuando sueño con ella Sakura-chan.

—Sí, lo que digas, pronto retomaremos este tema —demandó Sakura.

Lo mandó con la mayor insipidez que pudo reunir al cuarto siguiente del tratamiento, tenía que verse fuerte ella, aunque en el fondo se sintiera triste.

—Sakura, quisiera hablar algo contigo antes de irme... Es sobre mi tratamiento y eso —parado con el pomo de la puerta entre sus dedos, casi girándolo.

— ¿Qué es? —levantando su mirada para encontrarse con la del rubio, pero esta era una bastante desolada—. ¿Qué quieres tratar? —fue muy intenso ver la seriedad en él.

El Amor y sus EncaucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora