El Amor y sus Encauces

Capítulo once: Bailando en la Oscuridad

Habían pasado una semana desde los sucesos de la "Fiesta de Konoha" se colaban los rumores durante la aldea como una pandemia mortal, común entre las señoras y espontáneamente a sus esposos, advirtiendo a los niños cuando alguno de ellos era "peligroso", rondando como payaso tétrico en la noche, por las calles concurridas en este pedazo de la nación del fuego, y no sólo aquí, la fama del joven llegaba a otros países, en fin, algunos de estos infundios provocaban miedo en los niños al igual que en los adultos que solían llevarse con gran facilidad por palabrería de gente sin nada que hacer, eventualmente inventando historias.

Nota Del Autor: ¿Qué eso no es Wattpad? Ok no.

Uno de los más hablados y que nos atañe, era uno sobre dos jóvenes que bailaron siendo el centro de atención, invitados especiales como el Hokage y otros menos importantes se deleitaban al percibir tanto amor junto... Era tan obvio para todos ¿por qué para estos dos no? ¿o sí?

—Yo escuché que eran extranjeros —comentó una señora en medio de otras.

—No, no, ambos son de por aquí, pero son simplemente hermanos —precisó una señora contradiciendo a la primera con gran certeza en sus palabras.

Unos últimos decían que era el mismísimo Naruto, pero la chica eran aún el misterio, nadie se atrevía a mencionar nombres, ya qué era extraña dicha mujer. A su vez otro grupo de hombres estaba hablando despreocupadamente de cualquier tema, y de pronto cayó Hinata al balde, la joven anónima, tenía justamente lo que nunca deseaba, demasiada atención.

—Saben, me dijeron, de fuentes confiables que la chica era... Una amante del joven Naruto.

—Espera... ¿Desde cuándo Naruto-sama es el chico con el qué bailaba la joven?

— ¿Qué? ¿No sabías? —respondió otro.

—No soy un hombre de palabrerías... —afirmó el joven.

—Y ¿cómo sabías que estaban bailando? —inquirió bastante enardecido por su acierto.

—Ah, yo... Alguna plática con mi esposa —mientras giró su rostro inverosímil.

—Cómo sea, dicen que, en una de tantas misiones de Naruto-sama se encontró con esta chica y tuvieron unos días bastante fogosos, luego vino lo malo —dijo mostrando un rostro apagado—, Se alejaron dejando a la joven con una niña en su vientre, y este fue su reencuentro, por eso derramaban amor a raudales —comentó un crédulo con casi el mismo fervor de su historia.

Naruto caminaba mientras veía los rostros que en su niñez había odiado tanto, ese desprecio... cuchicheos, viéndolo como un ser despreciable y aunque él ya había olvidado casi del todo ese tema, en ese momento con sus sentimientos recién encontrados los recuerdos le jugaban en contra, y de un momento a otro... No pudo más.

— ¿¡QUÉ CARAJOS MIRAN TTEBBAYO!? —gritó con un tono molesto.

Nadie quería verlo destruir Konoha así que rápidamente apartaron sus miradas, todo se estremeció, calmando cualquier infundio que existió, viendo con unos ojos penetrantes, como el pérfido estilo de los Uchiha y su Dōjutsu, su cabeza dio pulsaciones leves, para luego sentir un efímero dolor, sostuvo sus cabellos intentando calmarse un poco yéndose rápidamente sin percatarse de lo que estaba enfrente, personas, perros lo que fuera, un chico fue la excepción, chocaron hombros, trastabillando Naruto y topó con sus propios pies y quedó tendido en el suelo.

— ¿Te encuentras bien amigo? —preguntó el joven...

21-22 años, delgado, bastante casual, se notaba ser extranjero, con una tez morena clara, sus ojos eran verdes como las llanuras debajo de unos lentes bastante grandes y redondos, parecían botellas... Tal vez estaba casi ciego... Un cabello café oscuro, con el sol rozando el mismo, Naruto en el suelo lo veía más claro... Como miel, similar a los ojos de la Oba-chan, llevaba unas sandalias cafés una pantaloneta de cuadros moca, y una playera con un "9" en el frente y al dorso, corinta.