Capítulo cinco: Entre Rosas y Pasos

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Hoy presento:

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—Shhh... —sonaba algo.

Un chorro, promiscuo de agua chocaba contra el lavabo, mientras de las manos de la ojiperla escurrían las burbujas del jabón, frotándose los dedos y dorsos contrarios, precipitándose al remolino de agua por la superficie cónica del lavabo. Vio su rostro cubierto por el antifaz agitó las manos fuertemente y se lo quitó, posando sus manos a los lados del lavabo, viéndose al espejo, se echó un poco de agua en la cara... Dibujándose en su propio lienzo blanquecino, una sonrisa, dio un suspiro, era extraño... No era común qué hablara tan a gusto con él, es más, con nadie era así ¿Qué estaba pasando? de algún modo se sentía pintada de colores por dentro, colores que eran anómalos en ella, colores de seguridad plena, no temía decir lo que pensaba, actuar como lo hacía. Todo era tan simple.

— ¿Quizá por la ocasión? —se preguntó la joven, mientras se secaba las manos.

Intentaba descubrir qué había de diferente esta noche... Pero ella no actuaba, simplemente era ella misma, le hablaba como si fueran amigos de hace tiempo... Cómo si una nueva realidad existiera, todo parecía un sueño, agitó su cabeza para salir de ese encaminamiento, sin embargo, algo se le ocurrió, ¿qué pasaría sí saliera del baño sin ningún antifaz puesto?, no podría ser tan malo, saldría y le diría que era ella, ¿qué pasaría? ¿él seguiría con ella, o se iría?

Salía del baño, sin el antifaz puesto, y él estaba volteado. Al oír el sonido de la manecilla, supo Naruto que salió su chica, y volteó la mirada. Cuando la vio, se quedó en silencio viéndola con ojos bastantes desconcertados.

— ¿Hinata, tú eras la qué... Contigo... eras la chica del... —se rascaba la patilla sin ideas claras—, Ah, pues bueno no quisiera irme, pero me acaban de informar que hay un problema en la... El patio... Sí, y pues iré a ver que sucede —con sus ojos rebotando de un lado a otro.

—Ok —fue lo único que quiso decirle, sólo quería irse de ahí y terminar con esa tortura. O matarlo... Bueno tal vez sería mejor irse.

— ¡HINATA!, déjate de tonterías, Naruto no haría eso ¿entiendes? —se dijo en medio del baño.

Se colocó su antifaz, sin embargo, y salió, no había nadie en el corredor y esta vez no estaba imaginándose nada, volteo, nada, y al ver al otro lado lo vio hablando con otra chica, después de todo ella solo lo requirió para alejarla de Kasuke ¿no?

Naruto la vio de soslayo salir, pero estaba nervioso, ¿qué excusa le daría para que ella se quedara con él? Además, parecía que ni siquiera lo vio, quizá ella únicamente deseaba separarse de Kasuke, no estaba buscando compañía ¿qué debería...?, ella cruzó y se fue.

—Saliste... del baño ¡chica sonrojada! ttebayo —dijo tomando su hombro tan suave como pudo.

—Sí... pensé que te habías ido —afirmó la Hyuga volteándose totalmente—, ¿Cómo me llamaste?

—Siempre pareces tener esas mejillas con un tono rojizo.

Hinata posó sus manos sobre ellas, avergonzada.

—No me digas que no lo has notado ttebayo —Naruto incrédulo viéndola con los ojos entrecerrados pronunció—. No significa que sea malo —dijo tomando una de sus manos—, Es divertido.

Cuando tomó su mano la dejo fría de la impresión, era muy sensible a ese tipo de cosas, pero mantuvo su agarre.

— ¿Divertidas?, jamás había escuchado tal cosa —mencionó más serena, sin soltar la mano de él.

El Amor y sus EncaucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora