Capítulo trece: Otoño

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秋 

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Ring... Ring... Ring... —sonaba el despertador.

—Demonios, ¿por qué la noche pasa tan rápido dattebayoooo?

Dio un gran bostezo el joven, levantándose de la cama y apagando su nuevo reloj, quebrado.

El día anterior

Estaba Naruto llegando a Ichiraku para pedir su porción de ramen bastante ansioso ¡CLINK! Timbró la campana.

—Bienveni... Naruto-san Bienvenido.

—Hola, hola Ayame ttebayo.

— ¿Cuántos platos entonces?

—Haremos que este local se vuelva el más famoso del país completo.

— ¡Vaya! Esos serán bastantes platos. Por si no lo sabías este restaurante ya lo es y no especialmente por ti —contestó Ayame.

—Entonces en mis misiones dejaré de decir que aquí come el héroe de la cuarta guerra.

—Ajá como si eso cambiaran algo... —comentó con tono sonsonete la castaña.

—Disculpe señorita ¿aquí es el lugar sagrado donde el Héroe de la Cuarta Guerra se alimenta? —preguntó un tipo que acababa de entrar junto a su amigo...

— ¿Qué no miras estúpido? está el mismísimo Héroe al lado tuyo —respondió el amigo muy alegrado tomando de la camisa al otro o más bien zangoloteándolo.

— ¡Uzumaki Naruto! Es un honor encontrarlo justo en su lugar especial, tengo mucho que agradecerle —y se agachó en señal de reverencia.

—Déjalo de seguro necesita comer para seguir entrenando y mantenernos a todos a salvo. Mejor pídele un autógrafo.

Seguido de un silencio incómodo de la castaña quien sólo veía con ojos vehementes a Naruto.

—Claro, claro. Este para ti... Y este para ti... —sentenció el joven con un rostro altivo luego de ver la cara que puso Ayame tras la interrupción de sus fans.

Los hombres pidieron exactamente lo mismo que Naruto y comieron casi al compás del joven. Ayame quería mandar a volar a estos dos infortunados. Sin embargo lo aceptó.

Por otra parte, Naruto manejó un ambiente alegre firmando y hablando con algunos comensales, recomendando el lugar, pero sobre todo hacía unas preguntas algo raras con un propósito algo profiláctico, era vago pero no tonto, tal vez alguien de esos que estaban ahí podría saber algo de ella.

— ¿Tú sabes algo acerca de una fiesta que hubo hace unos días aquí?

—Claro, sé mucho... Acerca de eso —responde el sujeto.

— ¿Y qué tal ttebayo?

— Pues estuv...

... 

— ¿Qué te pareció la fiesta de hace unos días?

... 

¿Viste un baile entre rosas dattebayo?

...

Como todo un famoso amable y generoso con sus admiradores, algo inquisitivo pero nada más, con el objetivo de encontrar información sobre aquella chica anónima.

El Amor y sus EncaucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora