Capítulo 5: Excusa perfecta.

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Durante las dos horas que Draco estuvo solo se entretuvo acomodando una habitación del piso de abajo. Había entrado al cuarto de al lado. El de Sirius Black. Pero así como abrió la puerta la volvió a cerrar. Estaba seguro que allí habitaban alimañas más grandes que un dragón. Y la verdad era que estaba haciendo eso solo por agradecimiento. No era que se estaba transformando en un amo de casa abnegado. Por eso había tendido las camas con las sabanas limpias que le había traído Holly. Por lo menos esa noche iban a dormir como corresponde.

Estaba revisando cada cajón y alacena de la cocina cuando escuchó abrirse la puerta. Y su corazón comenzó a latir con rapidez. ¿Por qué diablos se ponía así? No era más que Potter. Escuchó que arrastraba algo por el pasillo, hasta que por fin Harry apareció en el rellano de la puerta de la cocina y se quedó mirándolo unos segundos.

- Solo estoy mirando donde están las cosas. –

- Oh si... sí. No hay problema. Ya te había dicho que no hay restricciones. –

- Bien porque le pedí a Holly, mi elfina, que traiga algunas cosas. Y veo que hice bien porque te has olvidado de los víveres. - Harry se golpeó la frente con la palma de la mano.

- Lo siento. Ya regreso. – amagó a irse pero Draco apuntó varita hacia la puerta y la cerró de golpe. Dejando a Harry pasmado.

- No. Deja. Vas mañana. Podemos hacer una lista de las cosas que vamos a necesitar. –

- Si es buena idea. –

- Ven cenemos. Estoy famélico. ¿Esas son tus cosas? – Harry se acercó a la mesa mientras los utensilios volaban hacia la mesa. Dos de cada uno. Platos, vasos, cubiertos, servilletas. Una cacerola con estofado apareció junto con una botella de jugo de calabaza. El olor delicioso de la comida inundo la cocina.

- Si lo son. Estaban en la casa de Ron... Tú no has preparado esto. – y señaló la comida.

- Claro que no. Holly lo hizo. Pero estoy dispuesto a aprender. – Harry tomó el cucharon y comenzó a servir.

- No te reconozco. -

- ¿Otra vez con lo mismo? Si quieres te lanzo un par de hechizos como en los viejos tiempos. ¿Qué te parece? –

- No gracias. Mejor así. Malfoy bueno. – dijo Harry alzando ambas manos como signo de paz.

- ¿Qué sucedió con los Weasley? –

- ¿Por qué debería haber sucedido algo? –

- Potter... te ves terrible. Algo pasó. – iba a convivir con Draco durante seis meses. No serviría de nada estar haciéndose el misterioso. Así que suspiró con resignación y le dijo.

- Convengamos que tu apariencia no es la mejor del mundo. – Draco sonrió mientras se llevaba una buena cucharada de comida a la boca. – Sucede que no pude decirles nada a Hermione y a Ron. No se me ocurrió ninguna excusa para que no vengan. –

- Bueno no te hagas drama Potter. Si escuchamos la puerta desapareceré hacia mi dormitorio. –

- Si. El problema va a ser si aparecen los aurores. La verdad es que todo lo que pensé, fueron puras tonterías. Se iban a dar cuenta que algo extraño pasaba. Más Hermione. A ella no la puedes engañar. -

- Si. Es inteligente la sang... - por suerte se dio cuenta a tiempo de no pronunciar esa frase. Es que era un hábito que iba a ser complicado de erradicar. Pero Harry ya lo miraba con cara de pocos amigos. - ¡Ah! Hablando de dormitorios. – Draco esperaba volver a la conversación amena. - Hice la limpieza en...- pero Harry escupió el jugo. Y comenzó toser y reír al mismo tiempo. Draco se cruzó de brazos y aguardó a que se le pasara el ataque de risa. Ahora era él el que lo miraba con mala cara. Harry se limpió tanto la barbilla como la nariz ya que el jugo había salido también por ahí.

Sin tí, JAMÁS! [Drarry] Primera Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora