Sin tí, JAMÁS! [Drarry] Primera Parte.

Capítulo 8: El Trance.

Cuando Ron y Hermione regresaron una semana después, les contaron que habían hecho pequeños progresos. Pero así era la vida ¿no? Dar pasos de bebé para algún día correr una maratón. Ambos entendían que no era cuestión de ser grandes hechiceros. Ya que lo eran. Habían conseguido muchas cosas en su vida, pero daba la casualidad que la magia que desean hacer, era lo opuesto a sus formas de ser.

Ron había traído una buena noticia. George había decidido seguir con la empresa que había creado con su hermano gemelo. Sortilegios Weasley se merece ser la empresa mágica más grande del mundo dijo un día George cuando Molly, Arthur, Ginny y Ron cenaban. Todos se habían girado para mirarlo y de pronto se pusieron de pie para ir a abrazarlo y decirle que iban a ser parte de ese proyecto. Hacer que las bromas de Sortilegios se vendan donde haya un mago alrededor del planeta. Harry puso una mano en el hombro de su amigo y le dijo que lo que necesitara lo pidiera.

- Has hecho mucho por nosotros Harry. –

- Si lo dices por el dinero que les di a tus hermanos... -

- No. No solo por eso. Pero si voy a necesitar que entiendas la decisión que tomé. – Y ahí estaba la noticia no tan buena que había traído. Harry asintió. – No voy a continuar con las prácticas en el ministerio. – Harry no se había esperado eso. Por supuesto lo iba a apoyar. Pero necesitaba saber el motivo de tal decisión.

- ¿Por qué? –

- Voy a hacerme cargo con George del negocio. –

- Comprendo. ¿Estás completamente seguro? –

- Si. Digamos que tampoco me siento un auror. Era más bien una fantasía de estudiantes. –

- Eres un gran mago cariño. Puedes ser lo que quieras. – dijo Hermione apretando su mano. De repente Ron miró a Draco que estaba sentado en frente de él.

- ¿Qué? –

- ¿Tú no vas a decir nada? – Draco barrió con la mirada los tres rostros que lo observaban.

- Espero que les vaya bien en el negocio a ti y tu hermano. –

- ¿Eso es todo? –

- ¿Qué quieres que te diga? –

- ¿No vas a insultar ni nada por el estilo? –

- ¡Ronald! – lo retó Hermione. Mientras Draco soltó una carcajada.

- Eres increíble Weasley. De hecho me parece fantástico que no seas auror. –

- Ahí vamos suéltalo. No te contengas. –

- Pero es que no es algo malo. Es simplemente la verdad. – sostuvo Draco. – ¿Estás dispuesto a perder más por la carrera? Ser auror implica no solo que te dejen como Moody. Hecho pedazos. Sino también que se metan con tu familia. Los mortífagos estaban dispuestos a cualquier cosa. –

- Tú sabes mucho de eso ¿verdad? –

- Ron. – le advirtió Harry.

- No. Déjalo. Si él necesita atacarme para luego llegar a la conclusión de que se puede confiar en mí, que lo haga. – Durante toda la estancia de Draco en aquella casa, llevó camisetas de magas largas. Pero nadie se preocupó por nada porque no vieron nada fuera de lugar. En cambio en ese momento, Draco se levantó la manga y dejó al descubierto la marca tenebrosa con el brazo extendido arriba de la mesa. Hermione se llevó ambas manos a la boca emitiendo un gritito de asombro y susto. Ron y Harry miraron esa imagen que tanto odiaban con la boca abierta. Draco no saco la mirada de su interlocutor. Ron. – No soporto ver esa imagen. Cada vez que tomo valor intento borrarla. – En su pálida piel sobre la calavera y la serpiente, había quemaduras. Algunas estaban ya marrones otras se veían rojas eran más recientes. Pero la que se había hecho anoche no tenía buen aspecto. Hermione saltó de su asiento y corrió a su bolso que se encontraba en otra silla cuando encontró un frasquito que en su etiqueta rezaba "Díctamo" se sentó al lado de Draco.