Bella muerte

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Le tomó 5 segundos saber que no estaba en su casa, que más bien se encontraba tirado en el suelo empapado de vomito o algo así. Pudo ver cómo el líquido estaba en varias partes de donde se encontraba, tal vez no era su vomito y más bien era el de alguien más.
Hacía frío, estaba tirado en el jardín de una casa, seguramente había ido a una fiesta, se había puesto muy pedo y ahora pagaba las consecuencias. Había personas tiradas como él a su alrededor y se veían estúpidas, y él también seguramente.
—¿Por qué eres tan estúpido Frank? – se preguntó a si mismo el castaño.
Olía fatal y lo peor es que tendría que caminar hacia su casa, a las 4 de la mañana, porque si era tarde, y no había ni un alma a esa hora, todos dormían como la gente normal y repito, solo la gente normal se encontraba durmiendo...
Sintió cómo su pecho dolía, y no era un dolor tanto físico si no uno emocional, como cuando quieres llorar, y no te lo permites así que guardas tu dolor, tratando de parecer indiferente.
Así estaba Frank en esos momentos, se sentía mal con lo que era, por lo que hacía y más aún por siempre estar solo.
Caminaba como un muerto viviente, como si la vida no fuera nada.
Llego hasta un parque y se sentó en una banca, ya estaba cansado y por supuesto muy pedo.
Empezó a escuchar ruidos tras él, ¿quién podría ser?, pensó. Volteo a todos lados pero aún así no pudo ver a nadie.
Empezó a sentir la ansiedad, porque los ruidos se escuchaban cada vez más cerca, sintiendo en su cuerpo aquella sensación de estar siendo observado.
Tenía ganas de llorar, pues creyó que caminar a las 4 y algo de la madrugada no sería un problema...
Los ruidos cesaron y comenzó a caminar, más rápido hacia su casa, pero le llamó la atención que había un letrero gigante en una de las calles.
"Motel bella muerte" un nombre apropiado para pasar una noche, pensó sarcásticamente. La fachada del motel era café y era de tres pisos al parecer. También había un letrero que decía, "noche gratis solo por hoy".
Creyó que era buena idea entrar y dormir ahí, de todas formas en su casa no lo esperaba nadie, pues vivía solo.
Entró al motel con fachada de ser hábitat de vampiros o algo por el estilo.
El vestíbulo no parecía el de un motel normal, pues este estaba decorado muy bien, como si fuera antiguo, y también había unos sofás muy antiguos que parecían caros.
Se acercó a un hombre que estaba detrás de un escritorio, era pálido y se encontraba leyendo, traía unos lentes transparentes puestos y parecía no tener nada de sueño.
—Buenas madrugadas. – dijo con desdén, esperando a que el tipo del libro volteara a verlo.
—Buenas, Motel bella muerte, ¿en qué lo ayudó señor? – dijo aportando la misma indiferencia usada por Frank.
—Vine por eso de la noche gratis.
La persona detrás del escritorio la cual según la placa en su rompa se llamaba "Derek" lo miró con una ceja en alto y sin nada más que decir le entregó una llave, que no estaba con las demás, sino la había sacado de un cajón a lado del gran y alto escritorio.
—Habitación 66, disfrute su estadía. – dijo Derek para volver a su libro, a Frank le sorprendió que no lo registraran pero no dijo nada, pues estaba muerto de sueño.
Subió las escaleras hasta el segundo piso donde se encontraban las habitaciones. Buscó y buscó hasta encontrar la habitación 66, la cual tenía la puerta de color rojo, mientras las demás puertas que había visto eran negras.
No le dio importancia y metió la llave en la cerradura para poder entrar de una vez, y así al fin dormir como un bebé.
Encendió la luz de una lámpara y pudo ver la habitación con la luz tenue, era muy bonita y enserio que parecía muy cara pero antigua, no entendía por qué.
Se quitó toda la ropa y la dejo en una de las sillas de la habitación, y completamente desnudo entro la cama.
Cerró sus ojos para poder dormir, pero tocaron la puerta interrumpiendo aquel acto.
Bufando y preguntándose quien mierda era, se levantó poniéndose solo sus jeans.
Abrió la puerta y se sorprendió al encontrase con un chico pálido, que llevaba un traje, haciéndolo ver sexy, se podían ver sus ojos verdes, estaba buenísimo. Frank era totalmente bisexual por lo cual le gustó el tipo frente a él.
—Servicio a la habitación. – dijo después de un rato el chico pálido, con una hermosa sonrisa.
—No sabía que había servicio a la habitación para esta habitación ya que pedí la noche gratis... – paro de hablar cuando vio un carrito enfrente de él con comida o probablemente lo que fuera.
—¿Me permite pasar señor? – preguntó cortésmente el chico de ojos verdes y Frank solo se hizo a un lado para dejarlo pasar, cerrando la puerta por instinto.
—¿y qué es? – preguntó viendo hacia la bandeja.
—Es helado de vainilla señor.
Frank se sintió raro al ser llamado señor por segunda vez.
—Dime Frank, ¿cómo te llamas? – dijo y se sentó en su cama a comerse el helado.
—Gerard.
Después de eso hubo un silencio incómodo, Gerard solo veía a Frank comer su helado con una gran sonrisa, le daba ansiedad tremenda al tatuado.
—¿Te vas a quedar ahí? – preguntó Frank.
—Vine para satisfacer tus necesidades, Frank, dime qué quieres que haga. – respondió Gerard casi como un robot.
El castaño pensó que podría hacer con el de ojos verdes mientras comía aún más de su helado.
Oportunidades así nunca aprecian en la vida, ¿qué más da? A divertirse.
—¿Puedes quitarte la ropa? – preguntó en vez de ordenar porque no se sentía como si tuviera derecho.
—Claro Frank, ¿puedo preguntar para qué? – dijo empezando a quitarse el bonito traje que estaba usando.
—Quiero verte.

frerard ☼ smutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora