Bárbara sintió que todo se había cumplido, que su tiempo había terminado. Pero Paulina Durán, no sólo se transformará en su mejor amiga, sino también le demostrará que siempre existe una nueva oportunidad en la vida, si se aprende a interpretar las...
-Paulina??!!- Bárbara no sale de su asombro -Me traicionaste, juraste que no le dirías nada- la mira con los ojos encendidos de rabia
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-Mi querida Bárbara, si yo no le he dicho nada- Paulina abre los brazos y pone su mejor carita de niña inocente -Sólo lo ayude a dar el último paso- Ríe
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-Pero Pauly...- Santos la mira con el ceño fruncido en su intento por entender -La mujer que me llamó no eras tú... es decir, no sonaba como tú... yo reconocería tu voz y esa no era la tuya-
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-Efectivamente no era yo, la que te llamó fue mi hermana, yo quería esperar hasta este momento para dar la cara, quiero hablar con los dos... juntos- enfatiza en la última palabra, mientras camina lentamente hacia ellos con la cabeza bien en alto y contonenado las caderas con todos sus aires se superioridad.
Ciertamente el control de la cuasi eterna situación de tensión al borde del colapso del stress lo tenia Paulina Durán en sus manos y vino a decidida a todo o nada
Bárbara y Santos cruzan miradas, más que asombradas, resignadas.
Los cuatro ingresan a la casa.
Un par de ojitos celestes se iluminan al ver a Santos cruzar el umbral de la puerta
-PAPÁ!!- Rosita salta del sofá y corre hacia Santos, quien se agacha para recibirla con los brazos abiertos. La pequeña se pierde en esos brazos fuertes, pero al mismo tiempo suaves, que la cubren y abrazan con ternura y desesperación
