Bárbara sintió que todo se había cumplido, que su tiempo había terminado. Pero Paulina Durán, no sólo se transformará en su mejor amiga, sino también le demostrará que siempre existe una nueva oportunidad en la vida, si se aprende a interpretar las...
Santos buscó en las revistas que había traído de la Capital, algún tipo de dibujo infantil para ayudar a Bárbara en los diseños de los pasteles Encontró dos que le pareció perfectos
Así, Bárbara terminó los dos pasteles infantiles
Para el niño, con motivo de Spider-Man
Para la niña con motivo de Frozen
Mientras que el tercer pastel lo hizo simple, con chocolate, dulce de leche y crema. Sin muchos decorados pues era para una reunión de personas mayores
-Están listos- Bárbara se limpia las manos con una toalla -Genoveva, ve con María Nieves a entregarlos y quédate con el dinero que te den por ellos- se voltea y vuelve a tomar algunos ingredientes
-No mi Doña, el dinero es para usted, yo sólo la ayudé- Genoveva la mira con pena
-A mi no me hace falta ni un centavo, a ti te viene muy bien, así que... sin excusas- la apunta con el dedo y sonríe
-Pero...- Genoveva empieza a hablar, pero Santos la corta
-Haz lo que te dice, lleva los pasteles y trae el dinero, ya veremos como se repartirá- dice Santos sentado en una silla cerca de la puerta
-Sí patrón- asiente Genoveva y sale de la cocina a buscar a María Nieves
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Santos se levanta y se acerca a Bárbara quien está muy concentrada batiendo manteca y azúcar
-Qué haces ahora mi muñeca?- dice al tiempo que la besa en el cabello
-Haré una tarta de frutas para mis sobrinos Toñito y Lucía- responde ella sin mirarlo
-Pero si hay galletas para que coman con su merienda, por qué mejor no te relajas y descansas- Santos le acaricia los brazos y vuelve a besarla en la cabeza Hasta abrazarla por la cintura, intensificando sus besos en el cuello y en los hombros
Bárbara se sacude con fuerza sorprendiendolo, la suelta y la mira con los ojos muy abiertos
-Decidí hacerles una tarta de frutas, es más sano y les va a encantar- va hacia la otra esquina de la cocina en busca de harina
Santos sigue inmóvil mirándola asombrado
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