Bárbara sintió que todo se había cumplido, que su tiempo había terminado. Pero Paulina Durán, no sólo se transformará en su mejor amiga, sino también le demostrará que siempre existe una nueva oportunidad en la vida, si se aprende a interpretar las...
En San Fernando Bárbara estaba con Paulina, Rafael y Santos en su cuarto del hospital.
El médico entra y se alegra al encontrar a Bárbara comiendo y de muy buen semblante.
-Le tengo excelentes noticias- se acerca a ella
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-Dígame que ya puedo irme, por favor!! No soporto un día más aquí- dice Bárbara rodando los ojos
-Primero, la inflamación desapareció, lo que significa que respondió muy bien al tratamiento y ya no es necesario operarla-
-Gracias a Dios- Suspira Paulina
-Segundo, ha evolucionado muy bien de la extracción de sangre, sólo queda seguir con las vitaminas y los suplementos algunos meses más-
Bárbara rueda los ojos
Los demás sonríen
-y tercero... sí señorita Guaimaran, usted está de alta. Ya puede irse a casa- el médico no puede reprimir la risa al ver la cara de felicidad de Bárbara al escucharlo
-Al fin- levanta los brazos
-Muchísimas gracias doctor- Rafael estrecha la mano del galeno
-Por favor, gracias a ustedes- sonríe y se gira a Bárbara -cuidese mucho-
Bárbara asiente con la cabeza con una amplia sonrisa.
El médico se retira.
Paulina empieza a juntar las cosas de su amiga.
Santos se acerca a Bárbara y se sienta a su lado. Delicadamente le quita un mechón de cabello del rostro. Ella ni se inmuta, sigue comiendo.
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Rafael se sienta en el sillón y los observa.
-A donde irás ahora?- le pregunta Santos a Bárbara con voz suave y dulce
-A cuidar a mi hija- responde ella
-Eso quiere decir que te quedarás aquí un tiempo más- los ojos de Santos se iluminan
