Bárbara sintió que todo se había cumplido, que su tiempo había terminado. Pero Paulina Durán, no sólo se transformará en su mejor amiga, sino también le demostrará que siempre existe una nueva oportunidad en la vida, si se aprende a interpretar las...
El sol comienza a asomar sus primeros rayos. Marisela camina por los balcones de Altamira, mira el horizonte, cierra los ojos y suspira,
-Mamá-murmura -Hija mía- escucha a lo lejos. Sonríe y una lágrima corre por su mejilla. -Te extraño- -Lo sé, siento tu dolor, pero con el tiempo, calmara y entenderás que estando lejos estamos mejor- -Eso jamás lo voy a entender- llora -Hija, no sufras, estas rodeada de personas que te aman y te ayudarán a salir adelante, a ser una mejor persona, mucho mejor que yo- -A pesar de todo, te necesito a mi lado, tengo un mal presentimiento, siento que algo malo está por pasar- su voz se corta, llora con más fuerza -Vuelve!!- -No mi amor, no puedo. Mi tiempo se ha cumplido. Pero el tuyo recién comienza, se fuerte y nunca permitas que los miedos te detengan. Nunca te detengas- -No sé que dirección tomar. Te necesito mamá!!- Marisela llora y se deja caer de rodillas -Vuelve conmigo mamá- súplica, sintiendo el calor del sol en su rostro. -Hija mía... yo también te necesito- la voz se aleja -Te amo hija- El sol está alto. Marisela se pone de pie, seca sus lágrimas y regresa. Se apoya sobre el marco de la puerta -Mi madre también me necesita- piensa en voz alta -y si está en peligro??- se altera. Recuerda las palabras de Bárbara "No dejes que los miedos te detengan"
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Mientras tanto en la Misión: Clara corre hacia Bárbara, la ve tendida en el suelo inmóvil. -Bárbara, Bárbara, estas bien?- la levanta de la tierra y la apoya sobre su pecho. Está muy pálida y con rastros de lágrimas en las mejillas. La samarrea con más fuerza -Bárbara!!- grita Bárbara abre los ojos, su mirada es cristalina, está triste. -Estoy bien- susurra e intenta sentarse. Se siente mareada. -Por qué te saliste sola de la choza en la madrugada? Te dije que las fieras merodean, pudiste haber muerto- Clara esta visiblemente enojada. Bárbara sonríe, - necesitaba ver el amanecer- intenta pararse sosteniendose de un árbol - las fieras no me asustan, más fiera soy yo- intenta sonar cómica, pero Clara la mira preocupada, menea la cabeza de un lado a otro, -Bárbara, no te veo nada bien, vamos con María, la curandera de la tribu que te revise- Bárbara rueda los ojos -está bien- arrastra las palabras, se siente muy débil.
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En Altamira, Santos se da una larga ducha casi fría. El recuerdo de ese sueño vuelve a su mente como relámpagos. Está furioso, golpea la pared con el puño, - Por qué rayos no te entendí antes Bárbara??- gruñe - Por qué no pude ver más allá de mi mismo y te abandoné??- se deja caer resbalando por la pared de la ducha. Llora -Por qué te dejé ir?- se lleva ambas manos a la cabeza -Por qué??- llora más fuerte. Al cabo de una hora, Santos se sienta en la mesa para desayunar con Marisela, Cecilia y Antonio. Éste último lo observa fijamente. Comen en silencio.
