Capitulo 2.

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Severus abrió la puerta de su habitación y miró a una Lily sonriente como cada noche la miraba. Tomó la foto de encima de su escritorio, tenía solo dos fotos de Lily, pero esa era su favorita, esa fue tomada cuando aún ella formaba parte de su mundo, cuando eran los dos juntos.

Alguien que tenía un proyecto para hacer algo como un documento con fotos de los alumnos destacados se la había tomado, eran pocas las cosas que tenía de ella, pero esa era lo mas preciado, la podía ver, aunque la alegría le duraba poco, luego le invadía ese mismo sentimiento noche tras noche cuando se encontraba solo, la pérdida, el sentido de impotencia por no poder cambiar la realidad.

La había perdido, para siempre, en ese mundo ella ya no existía, y ahora solo quedaba él con su patética vida, ella que le había dado luz, con su partida lo dejó en oscuridad, una de la cual nunca saldría, era tan patético, se sentía un estúpido por lamentarse cada noche, pero ¿cómo podría no extrañar lo único que le brindó un poco de esperanza en su dolor y soledad?, las únicas dos personas que se habían preocupado sinceramente por él ahora estaban muertas, también tenía fotos de su mamá en la casa de la Hilandera, de ambas muertes se sentía culpable, pero con lo de Lily la sentía mas, quisiera poder regresar a ese momento, la culpa jamas lo dejaría, la única mujer a la que amaría le sonreía desde un viejo retrato, pues solo ahí podía verla.

Severus se aferraba a la culpa ya que sentía que era ahora el sentimientos mas justo, la había amado con todo su ser, pero luego que había muerto, lo único que le impulsaba era ese terrible sentimiento, sería su tormento hasta que sus días acabaran, era su justa paga por haber cometido todos esos errores, no superarlo sería su condena, se aferraba a ello, pues al menos de esa forma sentía que pagaba un poco y así la mantenía consigo, aunque no fuera la forma mas sana. Cada día sentía que no podía dormir, no había acabado cuando estuvo a punto de morir, pues fue salvado, fue salvado sin que él lo quisiera, lo salvaron no sabiendo que peor castigo era aquello, pues lo mantenían atado a aquella vida sin mas sentido que la de ver pasar los días y recuerdos que lo atormentaban. Una vida carente de sentido. Aunque al menos, ahora tenía que ser responsable por él, por esa vida patética, pero al fin solamente por su vida.

Y como si fuera poco, los responsables de no dejarle partir eran ese trío de pacotilla, ella había convencido a los dos aún antes de ver los recuerdos, a ayudarle a administrarle unas pociones y a tratar la herida, luego cuando pudieron atenderlo de verdad, ella no había tomado descanso hasta que se había recuperado, al menos lo suficiente como para gritarles a todos que no necesitaba a un montón de incompetentes, que terminarían matándolo ellos.

Severus cambió su ropa, le esperaba otra noche donde los pensamientos le asaltarían. En ocasiones una buena lectura le ayudaba a sacar su mente de los mismos pensamientos, pero él siempre como un masoquista, se entregaba a ellos aunque sea por un par de horas, al menos era la única forma en que la sentía mas presente.

A la mañana siguiente Hermione bajó a desayunar, aun seguía pensando alguna estrategia para mejorar su relación con su profesor. Tendría que haber una forma de bajar aunque sea un poco esas barreras que el pocionista levantaba y no dejaba que nadie las traspasara. 

Tenía que pensar muy bien, habían cosas que tenían en común al fin y al cabo ¿no? les gustaban los libros, la calma al leer, el conocimiento, las pociones, los hechizos, ya habían tenido pequeñas conversaciones, solo trataría de alargarlas un poco mas, sabía que con Severus no funcionaban los métodos tradicionales, pero quizás llevarle un presente no era mala idea.

Bajó a desayunar y se encontró  con Neville, Ginny y Luna, pudo disfrutar un poco su desayuno, pudo disfrutar un poco, pero no dejaba de ver el asiento vacío que el profesor Snape debería estar ocupando, no era la primera vez que  el no se presentaba en el salón, pero ella necesitaba verlo, pues había salido de prisa la noche anterior y había dejado dos instrumentos y su pluma tan estimada, fue un hermoso detalle por parte de Sirius el regalarle una pluma tan bella y con su nombre grabado, si bien el hombre no era lo mas romántico, si que sabía tener detalles con ella, acostumbraba escribirle, visitarle con cualquier excusa, regalarle cosas y aunque ella le pedía que no lo hiciera, él se las ingeniaba para hacerle regalos que eran imposibles no abrir y tener una sonrisa en los labios y sentirse muy agradecida, tantas atenciones eran un tanto extrañas para Hermione, pues había estado acostumbrada a pasar desapercibida en el área del amor, pero ¿como no sentirse afortunada? ¿a quien no le gustaba que tuvieran detalles con uno?

A Quien Amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora