Capítulo 12

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Severus podía ver como eran rodeados por al menos 50 mortifagos, algunos estaban sin sus mascaras y sus rostros eran bien conocidos por él, muchos de ellos ya habían fallecido, sin embargo los tenia ahí enfrente, varita en alto y con odio en sus miradas. El pecho de Severus dolía, había estado bajo el agua helada por mucho tiempo y al salir de esta, no tuvo tiempo de reponer su pulso normal.

-Ah, mira a quien tenemos aquí, el traidor.

-Así que todo el tiempo eras un sucio traidor -el hombre escupió a los pies de Severus.

-No importa, ya te unirás a cualquiera de tus dos maestro en el mas allá bastardo.

Hermione temblaba de pies a cabeza, todo era su culpa, esos hombres lo querían a él y ahora ella saldría afectada por su maldita culpa. Su mente corría por todas partes, pero no encontraba ninguna salida, el hombre que acostumbraba tener las mejores ideas, se había quedado sin ninguna, su cabeza dolía.

Por alguna razón su cuerpo no le obedecía y estaba como inmóvil, todo ocurrió en una fracción de segundos, vio un rayo verde impactar en el cuerpo de la joven, Severus al fin pudo moverse, pero solo alcanzo a sostener el cuerpo sin vida de la joven.

 Hermione trataba de bajarle la fiebre, hacía su mejor trabajo por darle las pequeñas dosis de las pociones, pero el hombre se movía demasiado, parecía estar en una pesadilla.  

Cuatro días habían pasado desde el ataque que habían sufrido, tres desde que estaba en las mazmorras cuidando de su maestro, no podía describir lo que sentía al verlo de nuevo así, tan débil y sentía un terror de solo pensar que podría morir por su culpa, porque el enfrentamiento había sido una tarea sencilla para el mago, pero el maldito ataque de la serpiente del Lord seguía pasando factura.

Severus aún no respondía como debía a las pociones, las cuales al contrario de ayudarlo, podrían hacer su condición peor, pues su cuerpo podría volverse aun mas inmune a ellas en un futuro, claro, asumiendo que hubiera un futuro para el hombre que temblaba bañado de sudor en sus brazos, pero tenía que haberlo, tenía que haberlo.

Hermione forzaba a su mente a pensar de esa forma, pero la desesperación estaba haciendo acto de presencia al punto de empezar a nublar su vista, necesita ayuda, alguna ayuda, no podía perder a Severus, porque ahora era Severus para ella, llevaba estos días diciéndole así con la esperanza de que el hombre se levantara y le reprendiera por su insolencia, pero aparte de pocos balbuceos, nada había salido de los labios de él.

Estaba ahí sola porque eso había pedido, de nada servía mas atención, pues no se le podía aplicar mas pociones y sabía que el hombre no hubiera querido a nadie ahí, y menos verlo en el estado en que estaba. Minerva iba unas cuatro veces en el día, Poppy iba tres, nadie mas tenía el permiso de acceder.

Hubiera sido cualquier otra persona la que se quedara, pero ella había implorado ser ella, sabía que Poppy debía estar a cargo de la enfermería y no tenían muchas opciones, había incluso discutido con Sirius, nada la había detenido y volvieron a ver a aquella Hermione Granger que pelea con garras por lo que cree.

Pero poco le parecía esto a ella si no lograba hacer lo que mas deseaba, necesitaba hacer que la fiebre bajara, pero nada parecía funcionar. Trataría de nuevo con una ducha, Poppy era quien se encargaba de ello, pero no tenía tiempo de acudir a ella, debía hacer algo de inmediato.

No tenía la fuerza para cargarlo, así que utilizó la magia, el separarse aunque sea para eso de él, dolía, no sabía porque tenía la sensación de que si se separaba de él cualquier cosa podría pasar.

Lo metió con ropa a la tina, cuidando de sostener su cabeza, el hombre aún parecía estar en una pesadilla, pues parecía luchar y su rostro mostraba dolor, no sabía si era físico o a causa de lo que estaba viviendo en su mente.

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