Capitulo 21

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Severus caminaba de un lado a otro, hacía ya tres semanas que se le había pedido que se hiciera una reunión urgente de la orden, que el asumiera el liderazgo, el había dejado en claro que no seguiría siendo un miembro de dicha organización, puesto que se había creado con el fin de luchar contra Voldemort y este ya estaba muerto.

Sin embargo las peticiones seguían llegando y sabía que se reunían sin él por la creciente actividad de quienes presumían, eran seguidores del Lord.

Eso ya no era problema suyo, pensaba dejar que el ministerio hiciera su trabajo para variar, además, no creyó que fueran más que unos cuantos idiotas que se negaban a aceptar un mundo sin propósitos, seres quienes no aceptaban que su momento había acabado con la derrota del lord, quienes no tenían una vida a la que regresar, pues le entregaron sus vidas a una causa que ya no tenía ninguna oportunidad de ser y ahora que no pudieron ganar, solo les quedaba vengarse.

Pero por lo que se había enterado últimamente, no eran unos idiotas, ni eran unos cuantos, habían superado en inteligencia y número a los aurores, atacaban algunos lugares estratégicos al mismo tiempo, con una sincronización asombrosa, de modo que cuando los aurores llegaran, estos ya parecían haber cumplido su misión y solo los esperaban listos para atacar, lo preocupante de esto, era que parecía que siempre sabían donde llegarían los aurores con precisión milimétrica, pues al aparecer siempre un auror pisaba una especie de detonador de magia oscura, era tan preciso que siempre era la pierna izquierda la que tocaba el dispositivo que se apoderaba del pie y subía por la pierna cual si fuera una enredadera, como lazo del diablo, mientras que su otro pie era apresado para mantenerlo fijo, esto retorcía la pierna unos 160 grados, que quebraba los huesos y los dejaba casi de frente de sus compañeros, la parte mas sádica era que con cada treinta segundos la pierna giraba un poco mas y la única forma en que se detenía, era si este atacaba a sus compañeros o sus compañeros le mataban a él.

Mientras esto los hería psicológicamente, los que habían atacado el lugar, los atacaban a los aurores y de algún lugar aparecían mas, no podías saber de dónde, a veces estaban arriba de arboles, dentro de un tronco, debajo del fango, en fin, de pronto los aurores estaban rodeados y todo esto pasaba en cuestión de segundos, y si algún auror lograba lanzarles algún hechizo certero, este rebotaba y en seguida los "oscuros" como empezaban a llamarlos, desaparecían, todos al mismo tiempo.

Los lugares eran elegidos aparentemente al azar y nunca habían indicios de donde atacarían, parecían moverse entre la misma oscuridad, no dejaban cabos sueltos, no atacaban sin coordinación, ni siquiera hablaban.

Era tal su habilidad, que no había resultado ninguno herido, pero ya había aurores lisiados y hace dos semanas empezaron a haber bajas significativas.

Cuando el dispositivo de magia oscura daba la vuelta entera a la pierna, la arteria se cortaba y el auror moría desangrado.

El estado era de alerta máxima en el ministerio, el profeta estaba lleno de historias de personas que tuvieron algún avistamiento de este grupo de magos oscuros.

Era desconcertante que antes solo estaban en una simple búsqueda que parecía no tener frutos y ahora los cazadores eran los cazados, el ministro no era un idiota, Severus sabía que hacía su mejor esfuerzo, pero parecía que hiciera lo que hicieran, siempre estaban dos pasos adelante.

Le llamaban "los oscuros" porque su vestimenta parecía estar hecha de brumas, no parecía un atuendo real, y cuando desaparecían, era como si se pudiera verles transformar en humo negro por segundos.

También les llamaban "los mensajeros de la muerte" "los silenciosos" "los señores de las tinieblas" en fin, la lista seguía, pero poco a poco se fue quedando el nombre de "los oscuros".

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