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Anahí.

Amanecí en una fría mañana de octubre, era domingo y no tenía ganas de levantarme de la cama, me acurruque mas entre mis sabanas sintiendo aún él aroma de Poncho, tan masculino y embriagante a la vez. Había salido de mi habitación en la madrugada después de que le advirtiera que alguien podría pasarse por los pasillos y escucharlos o simplemente su madre podría ir a buscarle a su habitación, al principio no accedió pero luego de rogarle un par de veces acompañado de unas caricias y besos, desistió y salio.

Como no había dormido mucho durante la noche tenia mucho sueño, igual no me quejaba puesto que lo había disfrutado, mas de lo que quería aceptar. Pero no todo se debía a Poncho. En mi mente se encontraba repitiéndose la conversación que tuve con Cristián y no podía evitar pensar en nuestra relación. De un momento a otro las cosas con Cristián se han ido enfriando o tal vez nunca estuvieron lo suficientemente caliente.

«No decías lo mismo cuando era él quien te hacia gemir. ¿Que paso con la cantidad de noches juntos?» Me sonroje, Anita tenia razón.

Debía aceptar que en ese ámbito Cristián sabe lo que hace. Pero aun así sigue sin ser suficiente para mi, aun cuando acabábamos de estar juntos siempre sentía que algo me faltaba. Esto no me pasa cuando estoy con Poncho, con él me siento completa y eso me asusta.

Cristian ha sido la persona con la que mas tiempo he estado. Él siempre ha estado allí en los últimos dos años y aunque su trabajo y los constante viajes que tiene que realizar por este me estresen, Cristián ha sido de alguna forma mi soporte y eso no es algo que pueda olvidar de un día para otro. Él me ama.

«Pero tu no a él. Nunca lo has amado, él siempre fue un suplente de lo que Poncho no puede ofrecerte».

Me estoy volviendo loca. Esta voz en mi cabeza sigue diciéndome cosas que temo admitirme a mi misma. Ya no se ni que pensar, no me parece que lo que Poncho y yo hacemos este completamente mal, incluso me siento como en un hermoso sueño cuando estamos juntos, pero me siento como la peor persona del mundo en cuanto salgo de ese sueño y miro a las personas que nos rodean y las cuales podrían salir lastimadas si se enteraran lo que pasa.

Mire él reloj que marcaba las 8:30am. Aunque aun tuviera sueño no quería seguir en la cama, no quería seguir en mis cavilaciones para luego no poder cargar con la culpa, así que decidí levantarme del Todo.

Me lave la cara, cepille mis dientes y tome una corta ducha, me vestí lo mas cómoda que pude para pasar un domingo y baje a desayunar, mi estomago rugía de hambre. Al llegar a la cocina mi abuelo y mi mamá ya estaban allí.

Anahí: Buenos días - salude.

–Buenos días palomita ¿Como amaneciste - dijo mi abuelo mientras me acercaba para besarle la frente.

Anahí: Bien abuelito.

Tisha: Buenos días cariño ¿Tienes hambre?.

Anahí: Buenos días mami, si un poquito.

Saque zumo de naranja de la nevera y lo vertí en un vaso para posteriormente ubicarme en uno de los taburetes de la cocina a esperar las tostadas.

Anabelle: Buenos días a todos. Huy que hambre tengo - entró mi hermana a la cocina - Jugo rico - dijo arrebatándome él vaso.

Anahí: Oye hay mas en la nevera, este es mio - le dije, arrebatandoselo de vuelta.

Anabelle: Mamá hoy voy a salir - dijo abriendo la nevera.

Tisha: ¿Me pides permiso o me estas avisando? - replica.

Anabelle: Ambas.

Enrique: ¡Buenos días familia! - aparece mi padre alegre en la cocina.

• Los juegos de mi PRIMO • © COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora