Una pregunta, mil dudas.

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— Mételo en mi boca... —dijo la chica de largas trenzas azules, separando sus labios lo suficiente para recibir gustosa lo que su compañero le ofrecía.

— N-no es necesario que lo digas así... —dijo Ekko, acomodándose de nuevo.

— ¿Cómo quieres que lo haga? ¡Tengo hambre y no me has dado un sólo bocado!

— Lo siento, me siento un poco extraño dándote de comer. —tomó un poco de comida con el tenedor.— Abre grande. —le dijo, acercando la comida con cuidado.

Jinx abrió la boca y arrancó la comida del tenedor.

— Ahhh... Moría de hambre. —dijo terminando de masticar.— No te preocupes, cuando no puedas comer por tu propia cuenta, te regresaré el favor y te alimentaré.

— Gracias, supongo. —le sonrió y volvió a tomar comida con el tenedor para dársela.

— ¿Crees que pueda ir a teatro así? —preguntó Jinx antes de tomar el otro bocado gustosa.

— Claro, no veo razón por la que no podrías. —respondió.— ¿Pero por qué quieres ir? Creí que no te gustaba.

— Bueno, es aburrido estar tanto tiempo sin hacer nada, y aún más cuando tienes las manos vendadas y adoloridas.

Bueno, hasta Jinx debía tener un límite de hasta cuándo la ociosidad comenzaba a ser tediosa, llevaba dos días completos sin asistir a clases, únicamente salía de la habitación para tomar baños y, según tenía entendido, Taliyah le ayudaba con ello.

— ¡Dame más! —gritó la peliazul.

Volvió a tomar comida con el tenedor y repitió el proceso igual que la vez pasada.

La mirada de Ekko se encontró con las manos de Jinx, cubiertas con vendas blancas. Había decidido no molestar más a Jinx con preguntas sobre qué le había pasado en ambas manos, pero la preocupación se mezclaba con la curiosidad, haciéndole imposible pensar en otra cosa.

— Jinx... —le llamó, ya no podía aguantar el agobio de sentirse ignorante sobre aquella situación.

— ¿Qué? —respondió, aún con la boca llena de comida.

— Yo... bueno, sé que me pediste que dejara de preguntar, pero no puedo evitar sentirme preocupado sobre lo que pasó con tus manos...

Jinx refunfuñó, sabía que no debió haber preguntado, ahora seguramente había hecho que Jinx sintiera aún menos ganas de contarle, pero ya no había vuelta atrás.

— ¿Por qué te importa tanto? —cuestionó Jinx.

— Porque sé que tus manos están así por un asunto con alguien más...

— ¿A qué te refieres con eso? —Jinx se veía algo confundida y molesta a la vez.

— Bueno... cuando llevé tu celular a la enfermería, mientras estaba en la habitación llegó un mensaje de una tal Cupcake, estaba pidiendo disculpas, como si hubiera peleado contigo... s-sé que no debí leerlo pero en ese momento estaba muy preocupado.

La expresión de Jinx se relajó, agachó la mirada y la desvío hacia su costado izquierdo, no dijo nada, se quedaron en silencio, Ekko no se atrevía a decir nada más.

— Tuve problemas con esa chica... —dijo la peliazul, aún sin levantar la mirada.— Ella es alguien a quien no soporto ver, se podría decir que ella arruinó mi primer año aquí y...  durante la mañana me encontré con ella, intentó ser amigable conmigo pero yo... no pude evitar sentirme molesta, ella dijo cosas que me hicieron dejar de pensar con claridad, estaba furiosa, no sabía qué hacer para relajarme, no pude hacer nada más que venir a la habitación y golpear la pared, ¡la golpee con todas mis fuerzas hasta dejar mis manos hechas mierda! —alzó la voz, finalizando la frase con la voz temblorosa.— Pero ni así pude deshacerme de esta horrible sensación... —su voz se quebró, sentía que le faltaba aire para hablar.

Mi nueva vida escolar. (Jinx X Ekko - League of legends)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora