Escalones, escalones.

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Ekko no podía evitar mirar los pequeños y perfectos labios de Jinx sin sentir deseo, aquel dulce color rosado los hacía lucir sencillamente irresistibles, quería besarla, pero... Él no podía pedirle eso, estaban ahí en silencio, disfrutando la hermosa noche, pedir que se besaran sería como matar el romance del ambiente.

Pensó en alguna manera de pedirlo sin sonar insensible, o más bien, desesperado.

— ¿Traes puesto algún labial? —preguntó Ekko.

Esa pregunta era perfecta, bueno, en cierto modo. No era ni muy directa ni tampoco obvia, tal vez Jinx no notaría las muchas ganas que tenía de besarla, tal vez...

— Eh, sí. —respondió Jinx, se inclinó levemente hacia adelante quedando frente a Ekko y plantó un beso lento y apasionado en sus labios.— ¿Te gusta? —preguntó volviéndose a incorporar.

Ekko no respondió la pregunta, se puso de puntitas alcanzado a Jinx y la besó de vuelta. Jinx mantuvo el equilibrio y sujetó la cadera de Ekko, tomando más firmeza.

Dieron un par de pasos hacia atrás sin separarse, pegó a Ekko contra la pared, quedando al costado de la puerta lejos de la vista de todos.

— Eso fue inesperado... —jadeó Jinx recuperando el aliento.

Ekko jadeó igual que ella, respiraba con dificultad, estaba muy agitado, o más correctamente, excitado.

No pensaban bien en las circunstancias del momento, no les importaba que fueran ya las 11:00, o que los maestros pasaran cada poco por la puerta, no podían pensar en nada además del deseo que sentían en aquel momento el uno por el otro.

Pero hubo algo que los hizo detenerse, la luz del interior se apagó, se quedaron quietos unos segundos, esperando que volviera a encenderse, pero no.

Ekko se separó de Jinx, echó un vistazo y pudo ver que el pasillo estaba ya vacío y a oscuras. Todos se habían ido ya a dormir.

— Parece que ya es hora de ir a dormir. —dijo Jinx en voz baja, no quería que los maestros se dieran cuenta de que estaban ahí.

— ¡Si los maestros nos ven nos meteremos en problemas! —dijo Ekko alarmado.

— ¡Shhh! —Jinx hizo el típico gesto de silencio con el dedo índice de su mano derecha.— Si gritas obviamente nos encontrarán. —añadió mientras se acercaba a la puerta.

Revisó el interior desde fuera, no parecía haber nadie cerca, abrió la puerta muy despacio, tirando de ella. Ekko pasó delante, dando pasos muy silenciosos.

Jinx pasó por detrás de él y cerró la puerta lo más silenciosamente posible, pero las bisagras rechinaron esta vez, haciendo eco en las escaleras.

— ¡Estúpida puerta de...! —Jinx apretó los dientes y se tragó la última palabra.

Ekko se veía asustado, y con obvias razones, él no hacía esas cosas, él respetaba la hora de dormir y el "toque de queda" , no tomaba paseos nocturnos ni muchos menos se metía en problemas.

Jinx lo tomó de la mano, esperando que se relajara un poco. No había mucha luz, pero Ekko pudo ver que Jinx le sonreía.

— No pasará nada, en serio. —le murmuró Jinx, le plantó un pequeño beso en los labios y se encaminó escaleras abajo.

Bajaron un par de escaleras, Jinx tenía planeado acompañarlo hasta su cuarto, quería despedirse de él.

— Y-Yo puedo ir solo a mi habitación, por favor, si me llevas sólo te meterás en problemas tú.

— No me importa meterme en problemas, quiero llevarte a tu piso al menos. —respondió la peliazul sin mirarlo.

Ekko no respondió nada más, le siguió el pasó sujetando su mano, pero entonces Jinx se detuvo en seco, vieron una luz al fondo de la habitación, ¡era uno de los maestros! Seguramente había escuchado la puerta y se había levantado a revisar.

Mi nueva vida escolar. (Jinx X Ekko - League of legends)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora