3.- Existe el destino, la fatalidad y el azar

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Apenas las estrellas comienzan a desaparecer, Han y yo comenzamos a movernos. No he sentido la presencia de otro mago por aquí, lo cual es bueno. Perturbadoramente bueno. Suspiro, caminando hacia el puerto.

— ¿En que estas pensando?- Han se detiene, mirándome. Anoche le conté sobre la presencia de Kiran en este lugar solo para que no se le ocurriera hacer algo y que le quedara claro que teníamos que irnos.

— En que no he hecho nada demasiado malo últimamente— Han sonríe. Ah, este niño en serio hará grandes cosas— ¿a qué hora saldrá el ferri?

— a las siete. Faltan dos horas.

— en ese caso, tomémonos un pequeño desvió— le digo, dando la vuelta— veras, Han, cuando pasas demasiado tiempo por todos lados, terminas conociendo personajes bastante curiosos. Iremos a visitar a un viejo amigo.

— como quieras. ¿Qué haremos ahora?

— umm. Ayer recordé algo. Quizá podremos... cambiar un poco las cosas— sigo caminando, dando vuelta muchas veces, alejándome del puerto. Han camina a mi lado, sin preguntar nada. Hago que un espíritu se acerque— guíame— el espíritu comienza a andar.

— ¿a dónde vamos?

— no lo sé, por eso le pedí que nos guiara. No puedo llamarle como si nada si hay magos del parlamento por aquí— Ya hay personas andando por las calles. Egipto es un lugar muy madrugador. Damos un largo rodeo, y finalmente nos detenemos en una tienda de antigüedades.

— ¿Qué hacemos aquí?

— ah, al parecer si es aquí— toco la puerta mientras el espíritu se desvanece. No se oye nada.

— Quizá estén dormidos.

— claro que no— la puerta se abre, pero no se ve que nadie se acercara. Entro primero. Dentro hay toda clase de cosas, lámparas, figuras de metal, alfombras, libros.

— ¿Quién se atreve a perturbar mi descanso? — la voz suena de la oscuridad misma de la tienda.

— Si lo que quieres es impresionar, deberías fijarte mejor a quien le abres la puerta, Hassim.

— ah, Hadrien, pero que sorpresa. Pasa, pasa— inmediatamente la voz se vuelve amable, alegre— y has traído un pequeño aprendiz. La última vez que viniste no tenias uno— la voz tiene un fuerte acento árabe.

— ¿Quién es? — Han pregunta, aun no puede ver a Hassim. Hassim no es una persona normal, vamos para empezar ni siquiera es un humano. Él es un ifrit, un poderoso genio sacado de las más fantasiosas historias. Aunque ahora no sea más que un tendero.

— Hassim, un viejo conocido— la habitación se ilumina, y el propietario nos sonríe. Su piel es morena y no de alguno de esos colores grotescos que hacen parecer en los cuentos, de hecho Hassim parece una persona normal, de cabello negro y algunas partes naranja oscuro. Solo sus ojos, también de color naranja oscuro pueden demostrar que no es humano, aunque el color se confunde con facilidad con el tono arena del desierto.

— no lo diría así, pero... hace cuanto tiempo que no te veía ¿Qué te trae por aquí? a mi tienda más específicamente.

— Negocios.

— ah bien. ¿Por qué no se sientan y conversamos tranquilamente? — me siento en una mesa con cojines, Han me sigue, dudando. Un ifrit es cosa seria, algo como hacer un pacto con un demonio, solo que con menos daños a mi alma. Eso no significa que salga ileso de tratar con uno.

Crónicas de un villanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora