5.- A menudo encontramos nuestro destino...

315 50 7
                                    

...por los caminos que tomamos para evitarlo.



La incertidumbre sobre lo que podría estar planeando Hadrien no me dejo dormir. Hace años que solo nos vemos en las circunstancias más extrañas. Siempre que luche contra algún mago malvado, este era alguien que no conocía, alguien que solo quería hacerle daño a los demás. Y me cuesta mucho ver a Hadrien de esa manera.

Para la media noche, el parlamento había aceptado la condición de Hadrien. Conseguir esa joya no es problema, pero ¿de verdad van a dársela? Aun siendo yo, aun pidiéndoles que confíen en mí, no creo que hagan lo que les pido.

— ¿entonces estas seguro de que va a venir? ¿Cómo sé que no es una trampa?— pregunta Ione, por cuarta vez.

— eso debería preguntar yo. ¿Cómo se que no van a encerrarme apenas lleguemos a donde sea que vayamos? Estamos arriesgando mucho— nos giramos. Hadrien esta reclinado en un árbol, junto al lugar donde estábamos ayer.

— Ah...— se siente la muerte alrededor. Hadrien lleva un saco largo, ligero y con botones plateados un poco extravagante.

— Nadie hará trampas— digo. Hadrien me mira, veo que esto le divierte.

— bien, solo estoy aquí en la mejor disposición. Así que vayamos a hacer obras de generosidad.

—...

— ¿y bien?

— volveremos por medio de magia— reconozco. No tenemos tiempo para usar otro medio de transporte. Hadrien suspira. Anoche también se acordó en llevar a Lou- May a otro lugar, un lugar más seguro para todos.

— eso será un poco complicado

— ¿Acaso no sabes aparecerte?— Jency le mira con rencor. Nunca entendí esa aversión hacia los nigromantes, vi a muchos pasar por lo mismo que Hadrien. Realmente no es que nosotros les demos otra opción.

— claro que se aparecer...— su nariz se arruga con desagrado. Hadrien ha cambiado, ya no es aquel chico que conocí. Sus facciones son más maduras, su cabello más largo y también es más alto. Sin embargo, su mirada es lo que más ha cambiado.

— ¡Hadrien! Lo siento, se me escapo otra vez cuando venia— todos miramos al chico que llega corriendo con una jaula transportadora en una mano. Tiene un par de aruños en la cara y el cabello rojo revuelto.

— Él no sabe aparecer— dice— ¿Está bien cerrada?

— Si

— entonces podemos irnos. Si me das el lugar, llegare allá— le extiendo una fotografía del lugar— ¿tal vez quisieran adelantarse por si planeo escapar o atacar algo? No se...— les hago una seña, e Ivette y los gemelos desaparecen.

— no deberías hablar así, Hadrien.

— no debería hacer muchas cosas, ¿pero donde quedaría entonces? Han, anda— el chico pelirrojo se pone a su lado, Hadrien le toma la muñeca y solo desaparecen. Le lanzo una mirada a Jency y ambos desaparecemos. Aunque fue idea mía, no confió del todo en lo que estoy haciendo, no me perdonaría que Hadrien hiciera algo malo, no cuando ha venido hasta acá por mi culpa.

Todos están de pie delante del edificio. No puedo retener el suspiro de alivio al ver que no hay nada más. Alguien sale del edificio.

— Kiran.

— Llévanos— le digo, recordando que el tiempo que pase se nos acaba. Lou-May ha sido una gran amiga, para todos. Todos aquí la conocen y la estiman, además su familia ha sido siempre un pilar importante del parlamento. No me extraña que aceptaran esta idea descabellada.

Crónicas de un villanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora