19.- Las malas personas nunca cambian

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¿Alguna vez han llegado a un punto en el cual se tienen que detener? Un momento en el cual no puedes seguir porque de pronto el futuro es demasiado grande, hay tantos caminos que simplemente ya no sabes que elegir y simplemente quieres quedarte sentado donde estas, tratando de recordar en primer lugar porque estás ahí.

Claro que lo se sentarse es metafórico, aunque yo esté sentado justo ahora. Kiran sigue a mi lado, pero tenemos un buen rato sin decir nada.

Ah, no puedo creer en serio me dejara llevar de esa manera. No era para nada lo que buscaba, ¿o quizá si? es confuso, y detesto sentirme confundido. Kiran debería odiarme, me desconcierta que me trate de esta manera... con amor. No entiendo, no entiendo a Kiran. Tengo muy clara la diferencia entre solo sexo y querer algo más.

Lo de Kiran no puede ser llamado solo sexo de ninguna manera, yo no puedo llamarlo así. Había creído que mi antigua fascinación infantil por Kiran había desparecido, aun a pesar de que me gusta encontrarme con él, demostrarle que sigo aquí, que soy tan fuerte que nadie puede conmigo. ¿No era así? La mano de Kiran toca la mía, desvió apenas la mirada del cielo para ver. Sus dedos dan una caricia sobre la mía.

— Hadrien— algo se rompe, como salir de una burbuja. Me cuesta concentrarme en Hassim, delante de nosotros. Mi mano ahora sobre mis rodillas.

— ¿paso algo?

— bueno...— Hassim se sienta delante de nosotros. Me mira, divertido. Resoplo, no porque nos interrumpa, si no porque de seguro comenzar a fastidiar en cuanto pueda sobre el hecho de que nos encontrara juntos— primero, deberíamos movernos pronto. No es seguro quedarnos en este lugar por mucho, aunque este protegido.

— lo sé, nos iremos hoy.

— Hay un par de lugares que podemos usar— interviene Kiran— son grandes y seguros.

— ¿Los conocen?— pienso en los lugares que tiene el parlamento, en todos los aliados que hay. Enemigos míos, nuestros ahora.

— no estoy seguro.

— entonces no son seguros. Necesitamos que no nos molesten, y un cementerio cerca— me siento mucho mejor sabiendo que puedo invocar algo pronto, sin contar que es una gran ventaja para nosotros.

— Eso ya lo tengo resuelto— miro a Hassim, arqueando una ceja— ¿Qué? Se te olvida que te conozco muy bien, sé que es lo que vas a pedir— no me escapa el doble sentido de lo que dice. Miro de reojo a Kiran, su ceño fruncido, su expresión casi molesta. Sonrió.

— no es lo que iba a pedir, aun así me complace bastante que sepas lo que se necesita.

— oh, bueno, detalles. He perdido el rastro del zafiro de nuevo, y tengo más malas noticias: tenemos menos tiempo del que calculamos.

— ah, que mal, pero lo estaba pensando desde que vi las marcas de esa chica— Han no luce tan mal, pero tampoco puedo confiarme. Si podemos usar menos del tiempo que dije será fantástico.

— ¿Qué podemos hacer?

— apresurarnos, adelantar todo lo que podamos— respondo. Estoy ansioso por descubrir los secretos del diamante que falta, la sensación de poder y esas cosas es indescriptible, como perderse, convertirse en oscuridad.

— Pues tú no puedes hacer mucho que digamos— Hassim no sonríe esta vez— si lo haces ahora posiblemente mueras.

— ah, eso sería malo— murmuro. Ya puedo usar magia, un poco. Si intento hacer demasiado, el dolor regresa, no tan fuerte como para desmayarme— estaba hablando de eso con Kiran. Me ayudara a encontrar la siguiente respuesta.

Crónicas de un villanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora