22-No te quedarás.

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Después de un tiempo ambos salieron de la habitación, me recoste en la pared triunfante puesto que aseguraba los celos de Nagasaki serían suficientes para dejarla fuera.

—Matsui deja que se quedé.

Mi actitud segura cambio de inmediato.

—¿Qué mierda dices Haru?

Casi me da un tic en el ojo izquierdo.

—Ni siquiera sé si realmente es mi hermana.

Di un suspiro.

—No te quedarás.

—¿¡Ehhhhh!? ¿Qué demonios dices? Hiciste un trato.

Me miró desafiante mientras que me señalaba con su dedo índice.

—Resulta ser que es mi casa mocosa.

—¿Estas seguro que me quieres fuera? ¿Eres idiota? Se demasiado sobre ti  no tienes opción Kaede.

—¿Kaede?

Haru me miró confuso puesto que había mencionado mi nombre; tome del cuello a la pelirroja.

—¡Por culpa de mierdas como tu he estado al borde de la muerte!

La aventé al suelo.

—Te quedarás, pero no pienses que mi trato será el mejor. Eres una desconocida para mi, si intentas cualquier cosa sospechosa no dudes en que dejarás de existir y habrás preferido quedarte con tu mamá.

Solté la palabras sin pensarlas y simplemente salí de ahí, maldita mocosa todo se tornaba tranquilo nuevamente con su llegada seguro atraerá más problemas.

Pensarán que la pequeña boba ha sido secuestrada o será reportada como desaparecida ¿qué mierdas tiene en la cabeza?
De todas formas ha llegado el tiempo de investigar a esa niña, era deducible por el hecho de que que  mi padre era un corrupto mentiroso tuviese otro matrimonio y por supuesto hijos.

¿Quién mierda era esa segunda esposa?

Supongo que tendría que salir de la cabaña e ir a ver alguno de mis contactos, estuve demasiado tiempo en la habitación pensando en mi investigación y tan sumido en mis pensamientos estaba que no me pude dar cuenta de que Haru tenía mas de 15 minutos llamando a la puerta.

Me acerqué a la puerta y la abrí, pude ver al pequeño Nagasaki sentado con su cabeza entre las piernas.

—¿Por qué no entraste tonto?

Lo cargué y entre a la habitación con él en mis brazos, cerré la puerta tras de mi.

—M-Matsui...

Habló tímidamente

—¿Qué sucede?

—¿Estas molesto?

Moví la cabeza en forma de afirmación y él solo pudo esconderse en mi pecho.

—Vamos... Quieres que alguien además de yo escuche tu voz cuando estas tan sensible.

Le miré ponerse completamente rojo.

—¡MATSUIII!

Apretó mi playera en la parte del hombro mientras trataba de que no lo viera más; lo llevé a mi cama y me posicione sobre él.

—Veamos que tanto aguanta esa pequeña, no me pienso contener sólo por esa mocosa.

Pasé mi mano por su mejilla lentamente y Haru sólo me veía a los ojos, me acerque para besarlo en los labios mientras metía mis manos bajo su playera.

—¿Estas s-seguro, Matsui?

No le respondí y pase mis dedos por las cicatrices en su abdomen, subí su playera para después besar su pecho dejando algunas marcas hasta llegar a su ombligo; Haru daba ligeros jadeos junto con su respiración agitada.
Llegue al botón de su pantalón el cual desabroche para poco tiempo después el mismo quedo en el suelo.

—¿Matt?

Logré escuchar la voz de la chica.

Entonces lo único que se me ocurrió hacer fue hacer que Haru con su dulce voz le avisará que estoy ocupado, me dirigí al cuello de él para besarlo lentamente mientras metía mi mano bajo su boxer y apreté ligeramente su trasero.

—¡Ah! ¡Mat-sui!

Salió de su boca que poco después fue cubierta por sus manos.

—¡Quita tu mano! Yo quiero escucharte y no me importa si esa mocosa esta ahí.

Quite su última prenda para notar que Nagasaki ya estaba bastante animado, tome su miembro entre mis manos masturbandolo suavemente y por supuesto que el chico no podía parar de soltar jadeos acompañados de gemidos que intentaba ahogar.
Pasaron los minutos y seguí moviendo mi mano a lo largo de su miembro a un ritmo más acelerado por lo cual el pequeño estaba al borde del orgasmo.

—¡Ah! Matsui yo voy a...

Sentí aquél líquido recorrer mis manos y me dediqué a ver al chico que trataba de regular su respiración le di un beso para después cubrirlo con la manta.

—Matsui...

—¿Qué?

—¿Sigues molesto?

Solté un sonoro suspiro y lo abracé con fuerza.

—Sí aún lo estoy.

—Perdón... Pero ¿no crees que deberías ayudarla?

—No tengo ningún motivo para hacerlo, pero me he comprometido a dejarla estar aquí si tu así lo aceptabas... Ahora debo cumplir lo que dije.

Le hablé mientras cerraba los ojos.

—Lo único que me importa por ahora es estar a tu lado.

De la nada me vino a la mente un recuerdo de Nathan... El había dicho eso antes.

—Oye tu no tienes porque dejarme aquí solo.

Dijo Nathan mientras trataba de seguir mi pasó.

—¿Para qué te querría a mi lado? O es decir ¿para qué me necesitas tú?

—Yo sólo quiero ser tu amigo... Sé que eres bueno.

—Te equivocas, si me llegas a conocer verás que es todo lo contrario...

—No puedes decir algo así por mi.

Contestó un poco enojado pero suavizo si tono de voz.

—Puedo hacerlo porque conozco como son las personas, hipócritas, pretenden preocuparse por su prójimo pero finalmente solo buscan el bienestar propio. Son una basura.

—Yo no soy así.

—¿Por qué he de creerte?

—Porque lo único que me importa por ahora es estar a tu lado.

Sus palabras me sorprendieron y el recuerdo fue tan real que abrí de golpe los ojos, solté un suspiro me levante de la cama notando a mi compañero cómodamente dormido me dirigí  baño y lave mi rostro con agua fría, era ya la segunda semana sin poder dormir adecuadamente.

—Tsk... Nathan

Di un ligero golpe a la pared.

A la mañana siguiente el desayuno estaba servido ya.

—Oi niña ¿lavaste tus manos antes de preparar esto? ¿Qué ingredientes utilizaste? ¿Segura no pusiste veneno?

—No haría nada de eso exagerado...

—Ya veo, que desperdicio

—¿A qué te refieres?

—Supongo que no todos los Matsui tenemos el instinto asesino.





El Asesino Enamorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora