7-No quiero que veas esta parte de mi.

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-¡Vamos imbécil aguanta más!.-le grité al estúpido que tenía enfrente, era Frank el tipo por el cual me pagarían por matar; le di un golpe en la cara mientras empezaba a quitarle un poco de su piel en el brazo izquierdo.
A este no le quedaba más que apretar los puños y gritar mientras lloraba.
Tenía mis manos cubiertas de sangre al igual que mi ropa y máscara, después sentí que la puerta se abrió dejándome ver a Haru.

-¿Qué haces aquí Haru?.-Le hablé con la cabeza baja mientras trataba de tener autocontrol.

-Es... Qué no quería estar sólo allá, entonces...

-Haru... Sal de aquí ahora.

Hablé con toda mi paciencia...

-Pero Matsui...

Fui rápidamente hacía el y lo jale de la camisa, lo lleve frente a mi víctima.

-No quiero que veas esta parte de mí.-Le dije sin mirarlo.-Pero si tu insistes en quedarte conocerás como soy haciendo sufrir a mi prójimo.

Rápidamente tomé una navaja y seguí cortando la piel del tipo mientras este sólo gritaba del dolor, al terminar de cortar su piel la puse en la bandeja plateada, y tomé un puño de sal que tenía en un plato para después ponerla en el lugar donde una vez estuvo su piel, el tipo seguía gritando mientras con mis manos ensangrentadas le di un golpe en la cara.

Me giré hacia donde estaba Haru y lo acorrale en la pared.

-Haru...-dije con la cabeza baja.- Haru...-tomé su rostro con mis dos manos y lo besé tiernamente.-Haru por favor sal de aquí.- el se encontraba petrificado por el beso que acababa de proporcionarle.- No quiero que conozcas esta parte frívola y sádica de mi.

El asintió levemente, retiré lentamente mis manos de su rostro dándole la oportunidad de salir de la habitación.
Y eso fue lo que hizo, camino lentamente a la puerta, cuando vi que esta se cerró dirigí mi mirada a Frank.

-Muy bien, sigamos.- sonreí y me acerqué a el.
Y continúe con mi tortura, de vez en cuando soltaba carcajadas; la sangre de Frank no dejaba de salir, pareciera que en cualquier momento morirá desangrado.
Saqué mis pinzas y saqué uno de sus dientes de un tirón, volví a poner sal en sus heridas para verlo retorcerse del dolor.

-¿Qué te parece Frank?

-Eres un monstruo, una abominación ¿Porqué existen personas como tú?

-Por la misma razón por la cual existen violadores como tú, Por la misma causa de que existen los ladrones y secuestradores, formamos parte del mal de este mundo, pero también somos necesarios.

-¿Para que seríamos necesarios personas tan desquiciadas como nosotros?

-Cuestionatelo a ti mismo mientras mueres...

(...)

-¿Haru donde estás? Es hora de ir a casa.

Salí de una habitación ya limpio de cualquier rastro de lo que sucedió antes, Haru apareció.

-Aquí estoy Matsui.

-Excelente, vamos a casa.

-¿Y el tipo?

-No te preocupes por eso, vamos.

Inconsientemente tomé su mano jalandolo a la salida del edificio.

-Esta vez iremos caminando Nagasaki, ¿Qué te parece?

-Perfecto.

Mientras caminábamos recordé lo que sucedió hace rato cuando torturaba al tipo y me entró la duda de lo que pensaba respecto a eso pero a la vez me encontraba un poco molesto por que desobedecio mi orden de no entrar.

-Haru.

Me puse serio.

-¿Sí?

-No quiero que vuelvas a entrar cuando este en medio de una situación como la de hace rato, es peligroso para ti, en esos momentos me cuesta razonar además soy más vulnerable a mis instintos.

-Lo siento Matsui.

-No pasa nada, sólo asegúrate de que no repita por tu bienestar.

Su rostro tomó un color rojo, sonreí.

-¿Porqué te pones rojo derrepente?

-Por qué... Eh... Pues... Recordé... ¡Nada! No es importante

-¿Estas seguro? Tu tartamudeo y sonrojado rostro no me dicen lo mismo.
Asintió y volteo la mirada hacía otro lugar.

-Bien, entonces ven vayamos a comprar algo de comida.

Entramos al supermercado y tomé un carrito para poner los productos que tenía pensado comprar.
Como tenía compañía en casa ahora podría mostrar mi talento en la cocina, puse en el carrito pastas, verduras, carne y demás para darle a mi Haru comida decente...

Que patético sonó eso...

Bueno el punto aquí es que explotaré mi talento culinario, seguimos caminando por los pasillos y de pronto Haru se quedó parado en la sección que tenían de dulces y comida japonesa.

-Matsui...

Me habló con timidez

-¿sí?

-Se que sonaré como algunos de esos niños pequeños mimados y consentidos, pero ¿podríamos llevar algunos dulces?

Sonreí y pensé "porsupuesto mi niño consentido..."

Tsk... Que marica me vuelvo a lado de este.

-Claro Haru, toma algunos dulces.

Este sonrió tal cual niño consentido, tomó varios dulces que puso en el carrito, fuimos a pagar y después de ello llevabamos tantas bolsas que no podríamos ir caminando.

-No queda más opción que irnos en Taxi Haru.

Tomamos uno y le di la dirección a la cual iríamos; en el camino me puse a pensar, tan estúpido es este mundo que yo, un asesino despreciable vive como cualquier persona inocente y en lo que llamamos una vida superficialmente normal.

Mire de reojo a Nagasaki, quien tenía su vista en el exterior de la ventana, había notado esa fascinación suya por mirar a través de las ventanas, y no lo culpo, hay algo en mirar por las ventanas que es simplemente relajante.

Llegamos a casa y pagué el pasaje, ambos subimos las bolsas.
Nos dimos cuenta que era aún muy temprano, empecé a preparar la comida y Haru me ofreció su ayuda, la cual acepte.
Estaba el cortando unas verduras cuando sonó el timbre, me dirigí a abrir la puerta.
Detrás de ella había un hombre sospechoso; abrí la puerta un poco y le pregunté.

-¿Necesita algo?

Le hablé sonando un tanto descortes.

-¿No me recuerdas Hancel?

Dijo mi nombre falso, esa era una señal de que no era nadie confiable y nada bueno se acercaba, de pronto recordé de quien se trataba.
No era nadie bien recibido por mi.

-Oh, Nero ¿Qué se te ofrece?

-¿No me invitaras a pasar?

-Claro adelante.
Lo hice pasar a la sala y tomé un cuchillo de la cocina alejando lo más posible a Haru.

-Haru, nada bueno resultará de ese tipo ve rápido al segundo piso entra a alguna habitación y no salgas hasta que te lo haya dicho yo, ¿Entendido?

Este asintió y se fue.

Volví con Nero, quien no tenía para nada buenas intenciones.

-¿Podrías decirme que necesitas?

-Hancel lo que yo necesito.- se paró de su y asiento mientras buscaba en su bolsillo.- es tu muerte.

En un rápido movimiento intento apuñalarme pero detuve su mano.

El Asesino Enamorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora