Depuración |Ross Lynch|

4. Tessa

¡IRIS EN MULTIMEDIA!

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Procuro controlar cada centímetro de mi cuerpo, evitando dar alguna señal de interés en él, esta frente de mí, una de sus manos tocando su cuello y sonriendo de costado, siento que podría caerme ahora mismo si lo sigo observando con tanta atención, su cabello rubio estaba despeinado, no tenía una dirección, note como sus ojos color miel me estudiaban queriendo descubrir lo que pensaba.

-Claramente no sirvo para las adivinanzas –bromeo tocando mi pulsera.

-Lo que sucede es que no tuviste muchas pistas- responde luego de sentarse en una de las sillas que tenía la mesa vacía, él señala la que está en frente.

Tengo dos opciones, regresar con Iris o quedarme, mis pies eligen la última.

-Si aquella bebida no era tuya, ¿por qué la tenías?

-Le hacía un favor a un amigo –levanta la manga de su camisa – hemos hablado por más de dos minutos y no me presente –niega escapándole una sonrisa – Ross Lynch.

-Tessa

-¿Apellido?

-Aquel dato no es importante, después de todo no me define –Le digo.

-¿Y si quiero ubicarte como haría? –pregunta curioso.

-¿Por qué desearías verme de nuevo?

-En ningún momento dije eso, aunque debo admitir que sería imposible no desear querer encontrarte otra vez –mi cuerpo me traiciona y siento como mis mejillas se sonrojan con ese simple cumplido.

-¿Me darías tu celular? –él comprende lo que quiero hacer, me lo entrega.

Su fondo de pantalla hay una pequeña, era idéntica a él, por un momento mi cabeza piensa una opción nada agradable.

-Es mi hermana, se llama Raynah –escucho eso y prosiga para anotar mi número.

-Son idénticos –comento sonriendo.

-Que quede entre nosotros, ella es más hermosa que yo –me guiña un ojo, se pone de pie y camina en mi dirección.- ¿Bailas? –extiende su mano.

-Por supuesto –acepto y nos dirigimos a la pista junto a los demás.

Sus pasos son hábiles, por un momento pienso que es un bailarín profesional, ya que no duda ningún segundo, sabe exactamente qué hará en cada segundo, por ahora nuestros cuerpos están alejados, teniendo un distancia acordada, hasta que su mano sutilmente toca mi cintura, espera que yo me acerque por voluntad propia.

En un segundo escucho la voz de mamá, replicando que una dama no puede dejar seducirse por alguien en una situación como esta, sin embargo apago aquel ruido molesto y me dejo guiar por Ross.

Cada roce de nuestros cuerpos provoca que la temperatura aumente, en ningún momento se excede, procura ser precavido, dejándome en claro que no solo quiere una cosa.

Alejo mi rostro de su cuello, quiero observar sus ojos, él también hace lo mismo.

Creo que nos besaremos, diablos necesito aquel estúpido beso ahora.

Solo que una mano me agarra provocando que retroceda, giro y se trata de Iris.- Tiempo de irnos.

-¿Tan pronto? –pregunto mirando a Ross quien estaba confundido.

-Me acaba de llamar Audrey, papá esta sospechando que no estamos.

-Pensé que tu hermana los distraería.